Versiones de dos testigos son discrepantes
Diosyani Castillo, hija mayor de Pedro Giovani Castillo Bello, solicita que se haga justicia. Asegura que a su progenitor lo asesinaron unos policías y no delincuentes
Diosyani Castillo, hija de Pedro Giovani Castillo Bello, de 57 años de edad, asesinado el sábado, 15 de mayo, en el sector Los Caracas Tuy, de Santa Lucía, municipio Paz Castillo, pide justicia.
En este hecho, ocurrido a las 12:30 de la madrugada, resultó herido el oficial jefe, Juan Viloria, adscrito a la Policía Municipal de Independencia. La versión oficial indica que Viloria fue baleado por sujetos desconocidos, pidió auxilio y Castillo Bello lo ayudó. Luego, los pistoleros volvieron y le cobraron a Castillo con su vida, el socorro brindado al uniformado.
Los parientes del fallecido difieren de algunos señalamientos que forman parte de la información policial y, en el marco de esas conjeturas, solicitan que se esclarezca este crimen. Para ellos, Castillo murió, presuntamente, a manos de la policía y no de los individuos que atacaron a Viloria.
“La versión que dio el oficial jefe, Juan Viloria, fue que se encontraba con una joven de la zona cuando llegaron unos sujetos, supuestamente, para robarle la moto y, al hacerle frente, se quedó sin balas y corrió hacia la casa de mi padre. Él dice que mi papá, quien lo conocía, porque le dio clase de música a su hija, le abrió la puerta, le colocó la mano en el hombro y se desvaneció. Luego, Viloria volteó, y al ver que venían los malandros disparando, entró a la casa y cerró la puerta, dejando a mi papá fuera», dijo Diosyani Castillo.
Para la declarante esta versión tiene discordancia. “Viloria dice que los sujetos disparaban hacia la casa, pero en las paredes no hay ninguna perforación producto de proyectiles. Nosotros nos preguntamos ¿si él estaba herido, porque en la casa de mi papá no había rastros de sangre”, dijo Castillo.
Acotó además que la mujer que acompañada a Viloria le dijo que cuando Castillo Bello les abrió la puerta de su casa, los tres entraron al inmueble. “Como ella sufre de taquicardia, mi papá le dio agua para que se calmara y es probable, pues en la mesa encontramos dos vasos”.
“La acompañante de Viloria nos dijo además que al sitio llegó una patrulla policial y mi padre salió de la casa. Fue en ese momento cuando se escucharon varias detonaciones. Su cadáver fue encontrando a ocho metros de la puerta de su residencia”, añadió.
Contó además que cuando ella llegó al lugar, alrededor del cadáver había unos 30 policías, de las Faes, PNB, Policía Municipal y del Eje de Homicidios del Cicpc. “A mi padre lo mataron los policías y por eso solicito a la Fiscalía del Ministerio Público que se investigue el caso”, reiteró.
Para Diosyani Castillo, el oficial Viloria quiere encubrir a la policía. “¿Porque la muchacha que fue testigo, dice una cosa y el otra?”, se preguntó.
“Mi padre no era ningún delincuente, no merecía esa muerte y después de haber dado su vida por Viloria para ayudarlo, lo menos que se merece es que diga la vedad de los hechos”.
Hombre de principio
Pedro Giovani Castillo Bello, quien tenía cuatro hijos, fue patrimonio cultural del municipio Paz Castillo. Era cantante y compositor de música llanera, además tocaba varios instrumentos, entre ellos, el arpa, el cuatro y las maracas.
Parientes del ahora occiso lo catalogaron como una persona de principios, honesta y solidaria. En su vivienda daba clase de voz a quienes deseaban incursionar en la música y, desde hacía dos años, dictaba clases de música en una escuela, ubicada en Los Caracas Tuy de Santa Lucía.
«Mi padre era un ejemplo. Cuando era joven fue sometido a seis intervenciones quirúrgicas, producto de un accidente de tránsito. Los médicos lo habían desahuciado; luego de eso pasaron 20 años y mira como vino a morir», dijo entre lágrimas Castillo.
Señaló que su padre actualmente era una persona discapacitada: no escuchaba por un oído. Además, había perdido el olfato y el gusto.
Lo robaron
Diosyani Castillo denunció que el día de los hechos las pertenencias de su progenitor no aparecieron. “Su cartera, con su cédula y sus tarjetas, continúan desaparecidas hasta el día de hoy. El día sábado, a eso de las 9 de la mañana, cuando realizábamos los trámites funerarios, nos percatamos de que habían pasado su tarjeta por 3.900.000 de bolívares”, añadió.
MIP-TUY Agencia