La Prensa Lara
Un drama viven los pacientes renales en Lara, que además de lidiar con la enfermedad y sus gastos en un país en crisis humanitaria y económica, se enfrentan a tratamientos de diálisis incompletos pues de las 251 máquinas de ósmosis que están repartidas entre las siete unidades de la región, sólo 171 están operativas, mientras que las 80 restantes presentan fallas o están deterioradas por falta de mantenimiento.
Este déficit de 32 % de máquinas de ósmosis obliga a renales a cumplir diálisis por períodos más cortos, llegando a restarles hasta una hora, para poder distribuir el tiempo entre los mil pacientes registrados en Lara. Esta medida extrema es considerada por los mismos pacientes como una violación a su derecho a la salud, pues al cumplir sesiones de tres horas en lugar de cuatro, se generan daños corporales y los pone en una batalla contra la muerte.
Aunque las fallas en las unidades de diálisis se agudizaron tras la llegada de la pandemia por las restricciones de movilización y falta de transporte, el servicio de diálisis dejó de ser óptimo desde el año 2019 cuando comenzaron a disminuir el tiempo de cada sesión por deterioro de las máquinas y falta de agua. Ya en el 2020, de las 4 horas previstas para cada paciente, fueron bajadas a 3 horas con 15 minutos excusados en el horario de contingencia, pero que en ciertas oportunidades, puede llegar a menos de 3 horas. Pero al problema de las máquinas dañadas y las restricciones de horario también se le suma la escasez de agua que implica la distribución a destiempo con cisternas.
Amplíe la información en La Prensa Lara