La prevención del crimen mediante el uso del diseño ambiental se define como “el diseño o rediseño de un lugar para reducir la oportunidad del delito y del temor al mismo a través de medio naturales, mecánicos y de procedimiento”. Es generalmente conocido por sus iniciales en inglés CPTED (Crime Prevention Through Environmental Design).
En el siglo pasado a principios de los años 70, el arquitecto y urbanista Oscar Newman investiga la relación existente entre el diseño arquitectónico y la prevención del crimen. Estudió numerosos proyectos habitacionales en zonas populares y las tasas de delitos de New York. Newman concluye argumentando que el diseño urbano influye de forma efectiva en la prevención del delito. A su vez propone el concepto “espacio defendible”, el cual es un modelo que presenta viviendas cuyo diseño transmite la sensación de una comunidad con capacidad de autodefensa, lo que minimiza las oportunidades de cometer acciones criminales y mejora la calidad de vida. Su propuesta es que ese modelo no sólo se aplica a viviendas, sino a escuelas, industrias, parques, comercios, edificios públicos, entre otros.
El CPTED se basa en estrategias que buscan influir en las decisiones del delincuente. Por ejemplo, cuando incrementa las posibilidades de captura, dicha certeza se convierte en el principal disuasivo de las acciones criminales. Tim Crowe en su obra “Crime prevention through environmental design: Applications of architectural design and space managements concepts” , basado en la ideas de Newman propone una serie de soluciones del CPTED las cuales incluyen: medidas mecánicas (cerraduras, barreras, cámaras de seguridad, sistemas de detección de intrusos), medidas naturales (iluminación, jardineras, foso, entre otros), medidas humanas conformada principalmente por la vigilancia de varios actores (vecinos, conserjes, vigilancia privada).
De lo planteado por Newman y Crowe, se establecen cinco estrategias básicas para hacer de un espacio un área controlada:
Reforzamiento territorial: Se busca crear un lazo afectivo del ciudadano con su entorno mediante sentidos de propiedad, responsabilidad y rendición de cuentas entre por ejemplo, los propietarios de un condominio sea residencial o industrial. Cuando en el diseño arquitectónico se incluyen barreras o símbolos que marcan límites, se incentiva a los habitantes o trabajadores a defender sus espacios.
Vigilancia natural: Al establecer las posibilidades de ver y ser visto, se pueden detectar con mayor facilidad actividades delictivas y la presencia de intrusos. De allí que se tenga especial atención a barreras que faciliten la visibilidad e implementos que refuercen la misma: ventanas, espejos, visores, entre otros.
Control natural de los accesos: La incorporación de ciertos elementos es útil para orientar el flujo de visitantes hacia accesos permitidos o por el contrario, prohibir el uso de vías y veredas. Para ello se hace uso de cercas, puertas, sistemas de alarmas, arbustos densos, entre otros.
Mantenimiento de espacios públicos: Un área limpia, organizada, bien cuidada y mantenida transmite una impresión de atención y uso. Por el contrario, áreas enmontadas, acumulaciones de desechos y mala iluminación, son una invitación a actuar en un espacio abandonado y sin control.
Activa participación comunitaria: Ninguna estrategia de prevención del delito es eficiente si no cuenta con la participación de los ciudadanos. Para ello se debe estar consciente que no basta con ocupar un espacio, se necesita la interacción responsable con el resto de los vecinos. Se trata no solamente de cumplir responsablemente los deberes y solicitar el cumplimiento de los derechos, sino de ir un poco más allá y convertirse en aliado de las autoridades.
El modelo CPTED se ha aplicado con éxito de numerosos centros urbanos e industriales con indiscutible éxito. Es un hecho que ha puesto al alcance de los ciudadanos la posibilidad de intervenir favorablemente en la realización de cambios, donde no es el individuo sino la comunidad la protagonista.
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Adolfo M. Gelder