Era, quizá, la cita más especial de la extensa trayectoria de Kohei Uchimura, al que pocos logros se le han resistido a lo largo su carrera. Dueño y señor de la competición de 2009 a 2016, siete veces medallista olímpico –oro en Londres 2012 y en Río 2016–, y otras 19 veces medallista mundial, Tokio era la competición marcada en rojo en el calendario. Porque el deporte, a veces, tiene mucho más que ver con lo sentimental que con lo deportivo, y coronarse con el oro en los Juegos de tu propio país hubiera sido lo máximo para el que muchos consideran el mejor gimnasta de la historia. Sin embargo, el deporte no siempre permite escribir este tipo de episodios.
Una inoportuna caída acabó con Uchimura despidiéndose ayer de su metal más preciado. «Hoy sentí que ya no soy necesario», diría después. El rey Kohei, como es conocido entre sus compatriotas, había renunciado a competir por equipos al considerar que su edad, 32 años, podía ir en detrimento de sus compañeros. Se quiso centrar en el ejercicio de barra, al que se presentaba con la ambición de hacer «el ejercicio perfecto». Y estuvo cerca, de hecho. Con una rutina de dificultad 6,600, la más alta hasta el momento en los Juegos, Uchimura empezó de forma espectacular, con tres sueltas de altísimo riesgo que ejecutó con seguridad. Pero al final del programa, en un desplazamiento sobre la barra con doble giro se le soltó una mano y cayó al suelo. El final más triste.
«Al ver mis compañeros (jóvenes), vi que los protagonistas de hoy son ellos y aquí estaban presentes los líderes que podrán encabezar la gimnasia no solo de Japón, sino también del mundo. Hoy sentí que ya no soy necesario. No les he dicho nada para animarles. Me daría envidia si ellos ganaran la medalla de oro en sus primeros Juegos», dijo.
Uchimura es una leyenda en su disciplina y todo un icono del deporte japonés, cuyos aficionados fantaseaban con verle con otro oro en Tokio. No pudo ser. «No tengo nada que decir. Qué estaba haciendo yo, el tonto y no hay nada más. Todo lo que me haya salido mal lo atribuyo a mí mismo. No tengo ninguna excusa. He entrenado mucho y el resultado ha sido este. Estoy desesperado, ya no tengo la habilidad para sacar lo que he practicado como podía hacer antes. Yo podía sacar lo mejor cuanto más importante era la competición, pero ya no puedo», lamentó.
A pesar del varapalo, personal y nacional, Uchimura descartó su retirada, por lo que en unos meses podrá redimirse en el Mundial que, como los Juegos, se celebrará en Tokio. «Tal vez yo no deje la gimnasia nunca y siga eternamente. No estoy pensando cuándo me retiraré. Y tengo dudas de si la retirada de la gimnasia es la mejor forma determinar. Es que me gusta este deporte», comentó. Lo que sí parece más probable es que los de Tokio han sido sus últimos Juegos.