El vicepresidente de Afganistán, Amrulá Salé, se ha reivindicado este martes 17 de agosto como líder ‘de facto’ del país tras la salida de Ashraf Ghani, que el domingo abandonó territorio afgano tras la toma de la capital, Kabul, por parte de los talibán.
“Según las claras disposiciones de la constitución, ante la ausencia, fuga o muerte del presidente, el primer vice presidente se convierte en presidente interino. Actualmente estoy dentro de mi país y soy el legítimo presidente encargado de la atención”, escribió el funcionario afgano en su cuenta de Twitter.
El vicepresidente, que hace casi un año sobrevivió a un atentado con coche bomba, ya había advertido el domingo de que «nunca» y «bajo ninguna circunstancia» se rendiría ante los «terroristas», dejando claro que tampoco aceptará ninguna negociacion. «No decepcionaré a los millones (de personas) que me escucharon. No me sentaré con los talibán bajo el mismo techo», recalcó.
Salé ha anunciado que se pondrá en contacto con otros líderes para lograr su apoyo y el mayor «consenso» posible, algo que se antoja difícil a tenor de las divisiones que se venían ya reflejando durante los últimos meses y que han terminado de saltar por los aires desde el fin de semana.
Tras la salida de Ghani, se formó un consejo tripatrito para tantear las opciones de diálogo con los talibán. En él están algunas figuras políticas clave, entre ellos el principal negociador con la insurgencia, Abdulá Abdulá, el expresidente Hamid Karzai y el líder de Hezb-e-Islami, Gulbuddin Hekmatyar.