Irmgard, de 96 años, exsecretaria y mecanógrafa en el campo de concentración de Stutthof entre 1943 y 1945, fue detenida por su complicidad con los responsables del Holocausto judío, en la actual Polonia.
Furchner debía ser juzgada este jueves 30 de septiembre, por la mañana, en el norte de Alemania por complicidad en más de 11.000 asesinato, en el que para ese entonces tenía 18 años, pero se escapó de su hogar de ancianos ubicado en la localidad de Quickborn.
«La acusada salió de su casa -una residencia de ancianos en el estado federado de Schleswig-Holstein, en el norte de Alemania- en las primeras horas de esta mañana y tomó un taxi a un lugar desconocido», explicó la portavoz de la corte, Frederike Milhoffer. Al advertir que la nonagenaria exsecretaria del campo de concentración nazi no se presentaba en la Audiencia Provincial de Itzehoe (la ciudad donde debía ser juzgada), el juez emitió una orden de busca y captura.
Milhoffer confirmó sobre las 13:50 horas que Furchner había sido detenida y que el juicio se aplazará para el 19 de octubre, reseñó Antena 3.
Los cargos concretos a los que se enfrenta esta mujer alemana no se pueden leer hasta que se personifique ante el tribunal; aunque sí se conoce que está acusada de prestar ayuda en el asesinato sistemático de prisioneros en el campo de Stutthof (Polonia). Ella misma ya había advertido de que no se presentaría al juicio. Alegaba que «con 18 o 19 años no hice nada por lo que tenga que asumir responsabilidad con 96 años».
Se enfrentará a un tribunal de menores
Al tener 18 años cuando sucedieron los hechos, se enfrentará a un tribunal de adolescentes. Es por ello que llama especialmente la atención que la nazi haya huido para evitar su juicio. Se conocen otros ejemplos, como el de Bruno D., de 93 años, que fue declarado culpable en 2020 de ser cómplice del asesinato de 5.230 personas mientras era guardia en ese mismo campo de concentración nazi de Stutthof.
Él también fue juzgado en un tribunal de menores a pesar de su edad porque aún era un menor en el momento de los delitos y fue condenado a una pena simbólica de dos años de libertad vigilada.
Esta mujer ya había declarado como testigo en 1954, cuando se realizaron los primeros juicios contra los responsables del Holocausto. Explicó, en su momento, que toda la correspondencia con la oficina central de las SS había pasado por sus manos y que el comandante del campo, Paul-Werner Hoppe, fue quien le dictaba diariamente escritos y mensajes de radio. Fue entonces cuando aseguró que durante su servicio en el campo de concentración nazi nunca había sido consciente de la maquinaria asesina de la que fueron víctimas decenas de miles de personas.
La última oportunidad para hacer justicia
Durante la década de los 60, la Justicia decidió centrarse en condenar a los principales nazis fugados tras su derrotada en la Segunda Guerra Mundial. Aquellos que emitieron órdenes directas o activaron los gatillos. Se conocieron como los «Juicios de Auschwitz en Frankfurt». No sería hasta entrado el nuevo siglo, en la década de los 2.000, cuando comenzaron a juzgarse a los sospechosos de menor rango.
Ahora, Irmgard Furchner, será de las últimas mujeres (y hombres) que quedan por enfrentarse a juicio por los crímenes del Holocausto, algo que los fiscales consideran «una prisa» por aprovechar la última oportunidad de hacer justicia para las víctimas de algunos de los peores asesinatos en masa de la historia. Solo en el campo nazi en el que trabajó esta ex mecanógrafa, fueron asesinadas más de 65.000 personas entre 1939 y 1945.