El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llegó este viernes al Vaticano para ser recibido en audiencia por el papa Francisco; en su primera reunión en Italia, donde viajó para participar en la cumbre de líderes del G20.
Biden salió de Villa Taverna, la residencia del embajador de Estados Unidos en Roma, donde se aloja la delegación estadounidense, y llegó al patio de San Dámaso del Vaticano en el palacio pontificio a las 11.59 hora italiana (9.59 GMT) en medio de fuertes medidas de seguridad y con un cortejo presidencial formado por más de 30 autos.
En la capital de Italia, Biden comenzará su agenda con un encuentro con el papa, con quien comparte posiciones sobre medioambiente, pobreza y pandemia, y con el que se había reunido en tres ocasiones como vicepresidente.
La cita, en la biblioteca privada del palacio apostólico, será al mediodía. Luego se dirigirá después a Glasgow (Reino Unido), para participar en la importante cumbre climática de Naciones Unidas COP26.
Según un comunicado de la Casa Blanca, el jefe de la Iglesia católica y el presidente estadounidense «discutirán de cómo trabajar juntos en iniciativas basadas en el respeto de la dignidad humana fundamental, incluida la eliminación de la pandemia de Covid-19, la lucha contra el clima y la compasión con los pobres».
Será un encuentro «cálido», adelantó el miércoles su portavoz, Jen Psaki, quien recordó que el presidente, ferviente católico, «encontró fuerza en su fe» frente a las tragedias de su vida: la muerte accidental de su primera esposa e hija y luego la muerte de su hijo Beau de cáncer.
El mandatario estadounidense, quien viaja acompañado por su segunda esposa Jill, casi nunca falta a la misa dominical y sus posiciones en algunos temas resultan más afines con el papa argentino que las de su predecesor Donald Trump.
Respecto al derecho al aborto, las posiciones entre ambos resultan muy disimiles. El papa Francisco llegó recientemente a tildar la interrupción voluntaria del embarazo de «asesinato», pero al mismo se distanció de la iniciativa de los obispos estadounidenses contra los políticos que apoyan el derecho al aborto.
«La comunión no es un premio para los perfectos, la comunión es un don, es un regalo», y el que no puede tomar la comunión es el que «no está dentro de la comunidad», explicó el pontífice en septiembre tras ser interrogado sobre el asunto.