Falleció expresidente sudafricano Frederik de Klerk , último del apartheid y Nobel de la Paz

F.W. de Klerk, quien compartió el premio Nobel de la Paz con Nelson Mandela y quien como último mandatario del apartheid presidió el final del régimen de minoría blanca, falleció a los 85 años.

De Klerk, quien padecía cáncer, murió en su hogar en el barrio Fresnaye de Ciudad del Cabo, dijo el jueves un vocero de la Fundación F.W. De Klerk.

Fue una personalidad controvertida en Sudáfrica, donde muchos le atribuyeron hechos de violencia contra los sudafricanos negros y los activistas contra el apartheid durante su presidencia, mientras que algunos blancos lo consideraron traidor por sus esfuerzos para poner fin al apartheid.

En un discurso ante el Parlamento el 2 de febrero de 1990, de Klerk anunció que Mandela quedaría en libertad luego de 27 años de prisión. El anuncio sacudió a un país que desde hacía décadas sufría el escarnio y sanciones de buena parte del mundo debido a su brutal sistema de discriminación racial, llamado apartheid.

En momentos de aislamiento creciente y deterioro de su economía otrora sólida, de Klerk, que había asumido la presidencia cinco meses antes, anunció en el mismo discurso que se anulaba la proscripción del Congreso Nacional Africano y otras agrupaciones políticas que luchaban contra el apartheid.

En ese momento, en medio de gritos escandalizados, varios parlamentarios abandonaron el recinto.

Nueve días después, Mandela salió en libertad.

Cuatro años después, Mandela fue elegido el primer presidente negro del país en elecciones en las que los sudafricanos negros votaron por primera vez.

Para entonces, de Klerk y Mandela habían recibido el premio Nobel de la Paz en 1993 por su colaboración, en ocasiones contenciosa, en el proceso de eliminar el racismo institucional y llevar a Sudáfrica hacia la democracia,

Después de su discurso trascendental, de Klerk dijo a la prensa que el país sería “una Sudáfrica nueva”, pero la liberación de Mandela fue apenas el inicio de tensas negociaciones políticas sobre el camino a seguir. El poder pasaría de manos. Se redactaría una nueva constitución. Se trastornaría el modo de vida de muchos.

“Hay un elemento de incertidumbre, sin duda, con respecto a todo lo que depara el futuro”, dijo serenamente de Klerk a la prensa el 10 de febrero de 1990, tras anunciar que Mandela quedaría en libertad al día siguiente.

La transición tuvo un costo elevado. Como dijo de Klerk en su discurso al recibir el Nobel en diciembre de 1993, más de 3.000 personas murieron en la violencia política que sacudió Sudáfrica. Adicionalmente, le recordó a la audiencia que él y Mandela, con quien compartió el galardón, seguían siendo oponentes políticos, con fuertes desacuerdos, pero que seguirían adelante “porque no hay otro camino hacia la paz y prosperidad de nuestro país”. AP

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