Haití solicitó este jueves ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) un trato «con un nivel mínimo de humanidad» a los migrantes de su país, inmerso en una crisis humanitaria que ha obligado a sus ciudadanos a salir en busca de una vida mejor.
«Pedimos y demandamos que (los migrantes haitianos) sean tratados con un nivel mínimo de humanidad», dijo el ministro de Asuntos Extranjeros y de Culto de Haití, Claude Joseph, durante la 51 Asamblea General de la OEA, que Guatemala acoge de forma virtual.
La migración, dijo, «es uno de los grandes desafíos de nuestro país», pues es un «problema recurrente de nuestra sociedad que lleva a nuestra población haitiana a buscar un auge en el extranjero».
Lamentó que haya «un gran porcentaje de la población que se encuentra en esta posición», al reconocer que hay muchos de sus compatriotas «migrantes en toda la región».
Los «complejos problemas» que afronta la región en cuestión de movilidad humana «ameritan la colaboración de todos los países de origen y los países receptores y la comunidad internacional que acogen a los inmigrantes», agregó.
Joseph también insistió en la solicitud hecha con anterioridad de la colaboración internacional para esclarecer el magnicidio del presidente de ese país, Jovenel Moise, ocurrido el 7 de julio pasado.
Haití además vive horas bajas con el desabastecimiento de gasolina que persiste desde la semana pasada y que ha provocado largas filas, aglomeraciones y la suspensión de algunas actividades, como el cese de las emisiones de Radio Télévision Caraïbe, el principal del país.
El desabastecimiento está relacionado a la acción de grupos armados que impiden el paso de los transportistas hacia el puerto de Puerto Príncipe, además de que las bandas armadas han incrementado la violencia a raíz de la inestabilidad originada por el asesinato de Moise.
En los últimos años la región centroamericana, especialmente Costa Rica y Panamá, ha atendido oleadas de miles de migrantes, la mayoría haitianos, que buscan llegar hasta Estados Unidos.
Actualmente, miles de haitianos están en comunidades fronterizas de Colombia y Panamá, y otros miles ya cruzaron Centroamérica y se encuentran en la frontera entre México y Estados Unidos.
Durante su viaje, estas personas arriesgan su vida en zonas selváticas peligrosas como el Darién, por donde ingresan a Panamá, y están propensos a sufrir violencia, a robos y al pago de miles de dólares a traficantes de personas.