La joven Yoleixis Rondón busca ayuda y protección en la capital del país para ponerle un freno a las agresiones de su exmarido. “Una se siente desprotegida cuando acude a las instancias correspondientes y no recibe el respaldo requerido”, denunció
Un llamado a las autoridades judiciales para incrementar la protección de la mujer a través del cumplimiento de las leyes y de la activación de mecanismos que eviten agresiones y situaciones de discriminación, formuló la joven Yoleixis Rondón, quien quiso exteriorizar su experiencia particular para concientizar a su entorno y a la mayor cantidad de personas posibles.
“Las leyes de nuestro país no ayudan eficientemente a la mujer. Una se siente desprotegida cuando atraviesa una situación de agresión, porque acude a los organismos jurisdiccionales y la respuesta que recibe no es la más adecuada”, contó la joven a su paso por la capital de la nación para hacer diligencias que le permitan escapar del horror que vive. “Actualmente sufro una situación de agresión familiar que me ha llevado a buscar ayuda en los organismos que se encargan de la protección de la mujer, pero no ha sido suficiente. Pese a que me agredió tanto física como verbalmente y que lo denuncié ante los organismos competentes, mi exmarido continúa en la calle, campante, amenazándome constantemente”.
Rondón, quien residió en la ciudad de Puerto Ordaz (estado Bolívar), donde vivió los más graves horrores de la agresión de su exmarido, ahora vive en la ciudad de Puerto La Cruz, estado Anzoátegui. “Al principio y por miedo, por tratar de salvar la relación, no denuncié el caso ante las autoridades, pero luego, cuando las agresiones subieron de tono y me golpeó salvajemente delante de mi hija mayor y amenazó con matarme, decidí acudir al Cicpc”, contó. “Si bien lo apartaron de mí momentáneamente y le impusieron una caución, nunca fue puesto tras las rejas y siguió agrediéndome como podía. En una oportunidad entró a mi casa y se llevó documentos personales, como mi título universitario, los pasaportes de mi hija y el mío, entre otras cosas, y amenazó con quemarlos si no hacía lo que él quería”, agregó. “Ahora mismo, pese a que ya salí de la casa donde vivimos juntos en Puerto Ordaz, sigue amenazándome, agrediéndome, cuando puede, aprovechando el lazo que tenemos con las hijas que tenemos”.
Rondón no ha tenido toda la protección que necesita del Estado y por ello hace un llamado para que su caso permita visibilizar la situación de minusvalía en la que se encuentran las mujeres en el país. “Yo vivo en una zozobra constante, no sé qué hacer, porque ese hombre puede aparecer en cualquier momento”, comentó. “En una oportunidad entró a mi casa, aliado con unos supuestos funcionarios policiales, y me pusieron una pistola en la cabeza para que quitara las denuncias que había hecho”.
Rondón viajó hacia la capital en busca de ayuda profesional y judicial. “Estoy haciendo todo lo posible por salir de mi situación; ahora mismo no estoy segura. Por eso hago todas las diligencias que tenga que hacer para salvaguardar mi vida y la de mi hija”, explicó. “Él sigue libre en Puerto Ordaz y como puede me sigue hostigando, sin cumplir sus obligaciones como padre de mis dos niñas, sin una manutención, nada”.