El Reino Unido había reaccionado a la alerta de la nueva variante del coronavirus Ómicron en Sudáfrica y Nigeria, prohibiendo los vuelos de 10 países ubicados al sur de África. Nuevamente abrieron las puertas a los turistas, con medidas sanitarias mucho más estrictas.
Sólo se permitía viajar desde estos destinos a los ciudadanos británicos o los residentes legales, que a su llegada debían hacer una cuarentena en hoteles designados por el gobierno pero pagados de su bolsillo.
«Como siempre, revisamos todas nuestras medidas relativas a viajes y podemos imponer nuevas restricciones si es necesario para proteger la salud pública», tuiteó Shapps.
También el ministro de Sanidad, Sajid Javid, presentó la medida a los diputados, en el inicio de un debate parlamentario en el que el gobierno de Boris Johnson busca ganar el respaldo de decenas de legisladores rebeldes de su propio partido para aprobar nuevas medidas sanitarias contra la propagación del ómicron.
Javid explicó que se suprime la «lista roja» porque «ahora es menos eficaz para frenar la incursión de ómicron desde el extranjero». El lunes, el ministro afirmó que la nueva variante ya representa el 20% de nuevos casos en el país y el 40% en Londres.