Este martes el ejercito filipino se unió a las labores de rescate para llevar agua y comida a las zonas mas afectadas de las islas por el agresivo tifón Rai, al mismo tiempo las organizaciones humanitarias piden ayuda para auxiliar a las personas que quedaron sin hogar.
Al menos 375 personas murieron y cientos resultaron heridas cuando el tifón Rai arrasó el centro y el sur de este archipiélago, destruyendo casas de madera, arrancando árboles y cortando el suministro energético en numerosas islas.
Naciones Unidas informó de «devastación absoluta» en las áreas más afectadas por Rai, que tocó tierra el jueves en Filipinas como supertifón, el más potente en llegar al país este año.
«Nunca en mi vida me había encontrado con un tifón así», dijo el sacerdote católico Antonieto Cabajog en Surigao, en la punta norte de la isla de Mindanao.
Decir súper es quedarse corto», añadió a una agencia de noticias gestionada por la iglesia.
Más de 400.000 personas estaban alojadas en centros de evacuación o con familiares, indicó la agencia de desastres nacionales, después de que sus casas fueran dañadas o destruidas por el ciclón.
Una de las islas más destruidas fue Bohol, conocida por sus playas, sus «colinas de chocolate» y sus diminutos primates tarseros.
Allí murieron al menos 96 personas, dijo Arthur Yap, el gobernador de la isla, donde se declaró estado de calamidad.
El gobernador aseguró que la provincia se quedó sin dinero y pidió ayuda al presidente Rodrigo Duterte. «Si no envías dinero para comprar comida, envía soldados y policías porque habrá saqueos aquí», dijo en una entrevista a la radio DZBB.
También hubo amplia destrucción en la islas de Siargao, Dinagat y Mindanao, que recibieron lo peor de la tormenta cuando irrumpió con vientos de hasta 195 kilómetros por hora.
En la isla vecina de Negros, Carl Arapoc, de 23 años, dijo a AFP que su ciudad está sin electricidad y que su familia utiliza madera de deriva para cocinar.
«Todos los recursos disponibles»
«Un galón de agua costaba 25 pesos (50 centavos de dólar), ahora son 50 pesos», reclamó.