Una adolescente venezolana de 12 años de edad, que se hacía llamar Alejandra Ramírez (nombre falso) en las redes sociales, fue abusada sexualmente y asesinada en Colombia, el pasado 24 de enero, presuntamente por un hombre de 28 años de edad, identificado como Jairo David Latorre.
Su cuerpo fue hallado en una habitación ubicada en Santa Rosa de Cabal, rentada por su presunto victimario. Estaba desnuda, tenía signos de tortura y se confirmó que había sido abusada sexualmente.
En la inspección del lugar de los hechos, las autoridades hallaron un bolso negro, tipo canguro, con una factura en su interior a nombre de Latorre Muñoz, más el registro de algunos números celulares, reseñó El Espectador.
La Policía lo capturó dos días después con dos millones y medio de pesos en efectivo en un bar que frecuentaba en Pereira y es investigado por los delitos de feminicidio agravado, acceso carnal violento y tortura.
El diario El Espectador reconstruyó el caso de esta niña oriunda de Valera, estado Trujillo, e indica que el cuerpo de Sarai permaneció en Medicina Legal cinco días sin ser reconocido, porque Latorre, además de negar su responsabilidad, no quiso dar información alguna a las autoridades que permitiera su identificación. Los funcionarios tuvieron que reconstruir, lo que mejor pudieron, el cadáver para tomarle una foto, cita el Pitazo.
Su padre reconoció el cuerpo y le contó a las autoridades que hace días no sabía nada de ella. Su madre agregó que la última vez que habló con ella fue el 20 de enero, cuatro días antes de que fuera asesinada. En esos días no pusieron denuncia por su desaparición y el 7 de febrero la sepultaron en el cementerio de Santa Rosa de Cabal.
La Fiscalía se encuentra investigando cómo la niña llegó a Santa Ronsa de Cabal, qué personas se lucraban de su contexto de explotación sexual y porqué la cuenta de Facebook donde aparecía como Alejandra Ramírez fue alterada y modificada tras su muerte, además fueron borrados mensajes, fotos y videos.
Yamile Roncancio, abogada que representa a Sarai Colmenares como víctima en el proceso penal, comparó este caso con el de Yuliana Samboní, una niña indígena que fue raptada y violentada sexualmente hasta la muerte por Rafael Uribe Noguera, en diciembre de 2016. Sin embargo, subrayó a El Espectador que hay una diferencia: «Por Yuliana hubo movilización social y familiar importante desde antes de su desaparición y asesinato. Por Sarai no hubo nadie preocupado, ni antes ni después de su muerte».