Carlos Alberto Torres y Carlos Leonel Posada, de 27 y 24 años de edad respectivamente, asistieron a un local nocturno sin saber que sería la última vez que lo iban a pisar. Fueron vistos el 19 de marzo a eso de las 9 de la noche en el Barrio Primero de Mayo. Según compañeros de fiesta, iban a comprar unos perros calientes para cenar.
Los dos hombres salieron en búsqueda de comida rápida para continuar con la fiesta, sin embargo, fueron asesinados en la madrugada. Luego de cometer el crimen, dejaron los dos cuerpos abandonados en Yogore. Este caserío está ubicado muy cerca del sitio donde se efectuó la fiesta, a unos 20 kilómetros.
Uno de sus amigos salió el ruedo para declarar sobre el caso: «Los dos tenían hambre y quisieron comprar unos perros calientes, pero nunca volvieron. Por más que les llamamos a sus teléfonos, tampoco contestaron ni respondieron los mensajes». Por su parte, la novia de Torres subió un estado de WhatsApp averiguando si alguien sabía algo de él, alegando que lo extrañaba demasiado.
Lo más curioso del asunto es que un amigo en común de ellos residenciado en Perú, se enteró de primera fuente que Torres y Posada murieron en Yogore mucho antes que su novia y el círculo de amigos que estaban reunidos. «Me aviso que el Niño (apodo) lo habían matado y lo encontraron sin vida en Yogore» testificó la novia.
La familia de Posada también se enteró en la madrugada del 22 de marzo. «Él se fue a esa fiesta el sábado y nunca más supimos de él».