El Nazareno de San Pablo se reencontrará con sus fieles y noveles devotos, este Miércoles Santo, dos años después de la interrupción de su tradicional procesión debido a la pandemia por Covid-19.
En su templo recién remodelado, la Basílica de Santa Teresa, en el centro de Caracas, desde el viernes 8 de abril, los fieles se acercaron con orquídeas y flores para el Cristo Negro, como también se le conoce, reseña El Diario.
El Nazareno irá hacia el sur por las esquinas de Santa Teresa, Cruz Verde, Velázquez, Cipreses, Miracielos, donde ocurrió el milagro del Nazareno, la avenida Lecuna, las esquinas Reducto, Miranda, San Pablo, donde vivió por años la figura morena, la esquina Municipal y la Palma, para luego retornar de nuevo a su templo.
Ante la pandemia del Covid-19, funcionarios de Protección Civil, del cuerpo de bomberos, de la policía, entre otros, harán cumplir las normas de bioseguridad y organizarán a los fieles durante su permanencia dentro del templo.
El vicario general de la Arquidiócesis de Caracas, y encargado de la Basílica de Santa Teresa, padre Armelim De Sousa, recordó que tradicionalmente, el Miércoles Santo, la Basílica de Santa Teresa queda sin bancas para que quepa la mayor cantidad de fieles, pero en esta oportunidad se debe garantizar un aforo del 70 % de acuerdo a lo acordado con las autoridades, «por lo que las bancas se mantendrán con el distanciamiento. Debemos traer el tapabocas y habrá las medidas de bioseguridad”, dijo.
Una historia llena de fe
Existen distintas versiones sobre los orígenes de la figura del Nazareno de San Pablo. La oficial, de la Iglesia católica venezolana, relata que es una figura de madera de pino de Flandes, tallada y esculpida en España, por Felipe de Ribas, que mide poco más de 1.70 metros y muestra la advocación de Cristo cargando la cruz; simbolizando la séptima estación del Viacrucis.
Fue creado en el siglo XVII, posteriormente llegó a Caracas y se instaló en la entonces Iglesia de San Pablo, de donde proviene su nombre. El 4 de julio de 1674 el fray González de Acuña consagra la imagen y desde entonces se le rindió culto en ese templo caraqueño. Un evento en específico durante una procesión le dio la fama de “milagroso” en la ciudad, y posteriormente en el país.
Es una imagen que ha estado acompañando la historia del pueblo caraqueño, y su fama se acrecentó con el Milagro del Limonero del Señor, en la esquina de Miracielos. Durante una peste en 1696, que se decía que era el vómito negro, mucha gente murió. Cuando la figura pasó por ese sitio, rozó la cruz y la mano del Nazareno con un árbol de limón. La gente interpretó ese acontecimiento como un milagro, tomó los limones, y con agua de catuche, como dice el poema de Andrés Eloy Blanco, hicieron un remedio natural y la gente se sanó luego. Eso hizo que fuera conocido, no solo aquí, sino en todo el país”, comentó Armelim De Sousa.
Años más tarde, en 1880, durante el gobierno del general Antonio Guzmán Blanco, se ordenó que se derribara la iglesia donde estaba el Nazareno, para construir el teatro municipal. Para el padre Armelim, se trató de un intento de “afrancesar” la ciudad, pero existen otras versiones que aseguran que se trató de problemas entre su gobierno, el clero y la iglesia.
El vicario general de la Arquidiócesis de Caracas comentó que luego del acontecimiento, el Nazareno fue resguardado y finalmente, la esposa de Guzmán Blanco le reclamó lo que hizo, por lo que el general más tarde ordenaría construir una basílica en honor a ella a finales de la década de 1880. La imagen del Cristo fue trasladada hasta ese templo, y desde entonces los caraqueños y visitantes le veneran allí.