El gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua ejecutó el cierre de tres casas de las Hermanas Misioneras de la Caridad de la orden Madre Teresa de Calcuta, voluntariado religioso dedicado al servicio de los más vulnerables en el país durante casi 4 décadas.
El grupo de religiosas manejaba el Hogar Inmaculado Corazón de María en el que albergaban a adolescentes abandonadas o abusadas de todo el país para brindarles además ayuda psicológica. También brindaban clases de música, teatro, cultura, belleza, y otros oficios que les sirvieran para sobrevivir.
Líderes del Movimiento Tengo Sed informaron que el voluntariado de las Misioneras está siendo sometido a distintas auditorías con el fin de quitarles la personalidad jurídica, lo que significaría cerrar sus operaciones en ese país. Según informaron medios locales, el cierre se debe a la prohibición de que las Misioneras manejen recursos de la cooperación nacional y extranjera, repitiendo así lo que Ortega ha hecho en los últimos meses con organizaciones de la sociedad civil.
En ese sentido, solicitaron a los fieles y a toda la comunidad unirse en oración para que cesen los ataques contra organizaciones religiosas en el país.
Iglesia perseguida
Un informe publicado recientemente muestra el número de ataques y profanaciones contra iglesias en Nicaragua.
El informe “Nicaragua: ¿Iglesia perseguida? (2018-2022)”, de la abogada Martha Patrícia Molina Montenegro, abarca el período de 4 años, entre 2018 y 2022.
El documento muestra que el gobierno de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, quienes están en el poder desde 2007, “iniciaron una persecución discriminatoria contra obispos, sacerdotes, seminaristas, religiosos, grupos laicos y contra todo lo que tenga relación directa o indirecta con la Iglesia Católica”.