Este martes 29 de noviembre el Parlamento de Singapur revoco con solo tres votos en contra y 93 a favor, la ley contra la homosexualidad que databa de la época colonial y que era criticada como discriminatoria y estigmatizante para la comunidad LGBTQ. Dicha norma castigaba el sexo entre hombres hasta con dos años de prisión, aunque en la práctica ya no se aplicaba.
Si bien llevaba años sin ser aplicado, su anulación se considera de forma efectiva el fin de la criminalización de la homosexualidad en Singapur.
Paralelamente, el Parlamento enmendó la Constitución para mantener la definición tradicional de matrimonio, lo que en la práctica, blinda la definición de matrimonio como la unión exclusiva de dos personas de sexo opuesto.
Es un golpe duro para la comunidad LGBTI, que se supone destinado a calmar a la influyente comunidad conservadora y religiosa de la isla, con un 33% de población budista, cerca del 20% cristiana y un 14% musulmana, además de otros credos minoritarios.
Singapur es uno de los países más ricos del mundo, al menos en términos per cápita. Recientemente la bolsa local destronó a Hong Kong cómo principal centro financiero asiático. Algunos ven en las medidas progresistas del gobierno singapurense una forma de atraer nuevas inversiones.