De acuerdo al más reciente informe realizado por Una Ventana a la Libertad, en el cual reflejaron el estado de salud de los detenidos y detenidas en los calabozos policiales del país, 72 personas, entre hombres y mujeres, murieron de tuberculosis y desnutrición durante el año 2022.
El más reciente informe realizado por la organización explica que durante los primeros 6 meses del año 2022 se lograron identificar 55 detenidos fallecidos, mientras que en los meses restantes se identificaron 17 fallecidos.
Enfermedades frecuentes
Una Ventana a la Libertad, precisó que durante el primer semestre del año 2022 había en los calabozos policiales, una población penal de 16.778 detenidos recluidos en un poco más de 500 retenes y de esta cifra tomaron una muestra solo de 335 calabozos. Agregan que en el segundo semestre la población penal alcanza la cantidad de 16.837 y la muestra estudiada se realizó solo en 284 calabozos.
La organización, dirigida por el abogado Carlos Nieto Palma, asegura que las enfermedades son el enemigo público número 1 en los centros de detención preventiva y así lo explica en el informe denominado “Proyecto de Monitoreo Año 2022. Situación de los derechos humanos de las personas privadas de libertad en los centros de detención preventiva de Venezuela”.
Agrega que entre los fallecidos, en el segundo semestre del año 2022, figuran dos mujeres, una de ellas murió de desnutrición y la otra de tuberculosis.
“El resto de las víctimas eran de sexo masculino, 11 de ellos, es decir, el 42,31%, murió de tuberculosis”, se lee en el documento.
De acuerdo a esta investigación los detenidos recluidos en calabozos policiales también mueren al presentar patologías como: dificultades respiratorias, Covid-19, infartos, epilepsia y convulsiones.
Nieto Palma supone que el número de fallecidos disminuyó significativamente entre un semestre y otro debido a la intervención realizada por la llamada Comisión para la Revolución Judicial, la cual realizó algunas jornadas médicas y otorgó libertades plenas y provisionales a algunos detenidos y detenidas que padecen enfermedades crónicas o terminales.
En el documento se explica que las muertes de detenidos y detenidas se registran, en mayor cantidad, en algunos estados como el Zulia debido al alto índice de hacinamiento y las precarias condiciones en las cuales se encuentran los retenes policiales de esa región.
Detenidos desnutridos
En el informe emitido por UVL se indica que la desnutrición continuó siendo, durante el año 2022, el principal problema de salud que se encontró en los alertas que se emitieron durante el mencionado período.
Explican que 49,54% de los 432 casos identificados durante el segundo semestre del año 2022 presentan problemas de alimentación.
La organización considera que casi la mitad de los detenidos que fueron estudiados están desnutridos y precisan que esto es consecuencia de que el derecho a la alimentación no es cubierto, como corresponde, por el Estado venezolano.
“Se ha delegado esta responsabilidad en la familia de las personas que se encuentran detenidas. Esto sí es una flagrante violación del derecho humano a la salud y a la vida de parte del Gobierno Nacional”, se lee en el referido informe.
UVL recuerda que dichos familiares, en su mayoría, provienen de los sectores populares que padecen el rigor de un ingreso salarial de 6 dólares que no alcanza para mantenerse ni para poder alimentar de manera permanente a su familiar detenido.
Los retenes policiales monitoreados por UVL fueron ordenados por región y por estado. Por ejemplo, en la Región Llanera destacan los estados Apure y Guárico, con un total de 18 calabozos policiales y en la Región Central destaca el Distrito Capital y los estados La Guaira y Miranda, con un total de 66 retenes.
Esta investigación contó con la coordinación de la profesora universitaria, Magaly Huggins Castañeda y la coordinación operativa de la periodista Carol Carrero Marrero.
UVL cuenta con 26 investigadores desplegados en todos los estados del país. Solo el estado Miranda es estudiado desde tres zonas diferentes: Altos Mirandinos, Guarenas, Guatire y Barlovento y Valles del Tuy.
Tuberculosis, VIH-SIDA, Piojos
Una Ventana a la Libertad, la única Asociación Civil que desde el año 2016 monitorea el estado de salud de los privados y privadas de libertad que se encuentran recluidos en centros de detención preventiva precisó que la tuberculosis sigue cobrando vidas humanas en los calabozos monitoreados por la organización.
“No cabe dudas de que se trata de una enfermedad infectocontagiosa vinculada a las condiciones sanitarias de los calabozos policiales, lugares donde no hay espacio para clasificar a los detenidos, tanto, que los contagiados comparten el mismo aire con las personas que están aparentemente sanas”.
La organización ha denunciado en diversas oportunidades que en los retenes policiales reina un ambiente altamente contaminante debido a que las celdas no tienen ventilación, no hay agua potable, el servicio médico es inexistente, no hay vehículos para traslados y la recolecciones de basura no es frecuente.
“Hemos encontrado una nueva variante, 47 detenidos (10,88%) están padeciendo de una afección denominada Pediculosis, comúnmente llamada piojos. La propagación de este padecimiento es constante debido al reducido tamaño y al hacinamiento que hay en las celdas”.
El Síndrome de Inmunodeficiencia Humana (VIH-SIDA) también es una de las variables que aborda la Asociación Civil Una Ventana a la Libertad. Durante la investigación realizada en el año 2022 encontraron “un alto números de casos”, tal como se lee en el informe.
“Se detectaron 43 casos de VIH-SIDA, es decir, el 9,95% de la población penitenciaria estudiada durante este período padece de esta enfermedad infectocontagiosa que requiere de tratamiento adecuado y constante”.
El estudio revela que la escabiosis también hace estragos dentro de los calabozos policiales. Destaca que 28 casos (6,48%) de los privados y privadas de libertad presentaron enfermedades en la piel, entre ellas, la comúnmente denominada sarna.
“Los calabozos alcanzaron un hacinamiento del 334,55%, es decir que, para un cupo de 220 en los calabozos que fueron citados en los Alertas, habia 726 detenidos (as)”, se lee en el documento.
Por lo general los detenidos y detenidas se quejan de dolores osteomusculares. La causa salta a la vista: casi todos duermen en el suelo o sobre colchonetas que no reúnen las condiciones básicas para tener un buen descanso.
Las heridas por arma de fuego y traumatismos de vieja data, diabetes e hipertensión arterial también son padecimientos que presentan los privados y privadas de libertad.
Ocho (8) mujeres resultaron estar embarazas, dos de ellas presentaron infecciones vaginales y patologías mamarias. Por lo general estas mujeres dan a luz dentro de las celdas bajo unas condiciones de higiene muy precarias y son separadas de sus hijos a pocas horas del alumbramiento.
UVL destaca que en su mayoría estos embarazos son consecuencia de relaciones forzadas o a veces aceptadas con detenidos o por abuso sexual de algún funcionario. Los expertos explican que la mujer, por miedo a represalias, siempre se niega a identificar quién es el padre del o la bebé.
Con información Una ventana a la Libertad