Al menos 8 venezolanos fueron asesinados en tan solo 10 días en la zona de Valle de Aburrá, localizado en Medellín, Colombia. Mientras las autoridades alegan que la ola criminal se debe a la intolerancia, otros expertos apuntan a una depuración de migrantes de las estructuras delictivas.
Los crímenes se iniciaron el Domingo de Ramos con dos casos que ocurrieron en la comuna 7 (Robledo). Le siguieron otros dos venezolanos fallecidos en la 10 (La Candelaria), uno en la 9 (Buenos Aires), otro en la 11 (Laureles-Estadio), uno más en la 13 (San Javier) en Medellín y otro muerto en el barrio La Camila, de Bello.
La octava víctima, un venezolano que trabajaba con una moto en un servicio de aplicaciones de transporte, fue asesinado por hombres armados en el barrio San Javier, comuna 13 de Medellín. Lo identificaron como José Manuel Salcedo Coa, de 19 años de edad.
Luis Fernando Quijano, director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo (Corpades), explicó al diario El Colombiano que “si bien no es claro que los asesinatos estén relacionados, dentro de las estructuras delincuenciales nacionales, que están conformadas por migrantes, se está presentando un retiro de esta población por diversos inconvenientes”.
Esta versión la corroboraron fuentes judiciales, teniendo en cuenta que muchas organizaciones se nutrieron durante los últimos años de esta población, llegando al punto de que en Medellín hay estructuras delincuenciales de origen colombiano cuyos integrantes son, en su mayoría, venezolanos.