MERCEDES, Argentina. Los habitantes de la ciudad natal del ex dictador argentino Jorge Rafael Videla están disgustados por los planes de enterrarlo allí.
Videla murió el viernes a los 87 años mientras cumplía cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad cometidos mientras presidió una junta militar de 1976 a 1981.
Los Videla tienen dos criptas familiares en el cementerio de Mercedes, al oeste de la capital argentina, donde los residentes están dispuestos a repudiar a quien es considerado símbolo de una de las dictaduras más sangrientas de América Latina, en la que fueron asesinados 13.000 disidentes, según cifras oficiales. Los organismos de derechos humanos elevan el número de víctimas a 30.000.
En la puerta de ingreso al cementerio municipal se colocaron carteles con los nombres e historias de 22 lugareños que fueron secuestrados y asesinados durante el régimen (1976-1983). En ese lugar, militantes de organismos de derechos humanos, de partidos de izquierda y vecinos realizarán una protesta para repudiar la figura de Videla.
El secretario de derechos humanos de la ciudad, Marcelo Melo, dijo a AP que no tienen poder para bloquear el entierro y que de hacerlo así estarían actuando al igual que la dictadura de Videla, que dejaba a las familias sin un lugar donde honrar a sus seres queridos muertos que desaparecían sin dejar rastros.
El cuerpo de Videla permanece en la morgue forense de la capital argentina. Sus familiares ya cuentan con la autorización para retirar los restos luego de realizarle la autopsia que determinó que murió a causa de las heridas internas provocadas por una caída mientras se duchaba cinco días antes del deceso.
El abogado de Videla, Adolfo Casabal Elia, dijo al canal C5N «que la idea es enterrarlo en Mercedes porque Videla murió allí, pero todavía no se ha decidido».
En el mismo cementerio de Mercedes están enterrados tres de los cinco sacerdotes y seminaristas asesinados en la llamada «Masacre de San Patricio» en 1976. Los religiosos fueron acribillados por desconocidos, que dejaron un mensaje advirtiendo que ningún sacerdote católico estaría seguro en la Argentina de Videla si desafiaban al gobierno de facto.
Al igual que Videla, la muerte de otros dictadores sudamericanos contemporáneos a él también generó controversia.
En Chile la familia del general Augusto Pinochet, que falleció en 2006, prefirió la cremación de sus restos. El ánfora con sus cenizas fue depositada en una capilla al interior de una pequeña finca de su propiedad en las afueras de Santiago.
El general paraguayo Alfredo Stroessner también murió en 2006 durante su exilio en Brasil y sus restos permanecen allí pese a que el deseo de la familia es repatriarlos a Asunción. Las protestas sociales en contra lo han impedido.
AP