El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, dijo que varios miles de combatientes de Hezbolá están participando en el conflicto sirio con el respaldo activo de su gran apoyo regional: Irán
BEIRUT. Estados Unidos y sus aliados están dispuestos a aumentar el apoyo a los rebeldes sirios si el presidente Bashar el Asad se niega a hablar de una solución política para la guerra civil que destroza el país, dijo el miércoles el secretario de Estado de EEUU, John Kerry.
Los rebeldes han pedido refuerzos para combatir a las tropas gubernamentales, que en los últimos días han lanzado una ofensiva sobre una localidad estratégica apoyadas por la poderosa milicia chií libanés Hezbolá, aliado de Asad.
La batalla ha desatado algunos de los combates más fuertes desde hace meses, y al implicar a Hezbolá ha aumentado el temor a que la guerra en la que ya han muerto 80.000 personas se extienda a otros países y desate un enfrentamiento entre grupos religiosos en Oriente Próximo.
Washington y Moscú están tratando de impulsar una solución diplomática, ante las noticias sobre las atrocidades cometidas por ambos bandos, las sospechas sobre el uso de armas químicas y el aumento de la presencia de combatientes vinculados con Al Qaeda en las filas rebeldes.
El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, dijo que varios miles de combatientes de Hezbolá están participando en el conflicto sirio con el respaldo activo de su gran apoyo regional: Irán.
Las fuerzas leales al presidente sirio han conseguido avances en los últimos días, pero Kerry los calificó de «muy temporales», en una rueda de prensa en Amán antes de la reunión del grupo de «Amigos de Siria», compuesto por países occidentales y de Oriente Próximo alineados contra Asad.
EEUU y Rusia querrían que se celebrara una conferencia de paz en Ginebra en junio.
Hasta ahora, Estados Unidos y Europa se han abstenido de armar directamente a los rebeldes y les han dado apoyo «no letal», mientras que países árabes como Qatar y Arabia Saudí sí les han enviado armas. Los países occidentales han tenido que equilibrar su oposición a Asad con su preocupación porque las armas para los rebeldes acaben en manos de combatientes islamistas vinculados con Al Qaeda.
La iniciativa ruso-estadounidense ha despertado suspicacias entre los países árabes acerca de que Washington esté rebajando su apoyo a los adversarios de Asad, que se han negado a negociar a no ser que el presidente sirio quede fuera de cualquier acuerdo.
Rusia dice que las negociaciones deben incluir al Gobierno sirio y a Irán.
• INVASIÓN
Los combatientes de la oposición que tratan de recuperar el control de Qusair, el principal campo de batalla, pidieron refuerzos para luchar contra lo que calificaron de «invasión» de Hezbolá e Irán.
«Todos aquellos tengan armas o municiones deben enviarlas a Qusair y Homs para fortalecer su resistencia. Cada bala enviada a Qusair y Homs bloqueará la invasión que está tratando de llevar a Siria de nuevo a una era de miedo», dijo George Sabra, líder de la opositora Coalición Nacional, en un comunicado.
Según los rebeldes, ataques aéreos y bombardeos cayeron sobre el pequeño pueblo en la frontera sirio-libanesa.
Las fuerzas de Asad pretenden capturar Qusair para consolidar su control en una franja de territorio que conecta a la capital Damasco con el bastión de Asad en la costa del Mediterráneo, corazón del territorio de su grupo religioso minoritario, los alauíes, una rama del islam chií.
Capturar Qusair también le permitiría cortar el vínculo entre las áreas bajo control rebelde en el norte y el sur del país.
«Si perdemos Qusair, perdemos Homs, y si perdemos Homs, perdemos el corazón del país», dijo Ahmed, un rebelde hablando vía Skype desde la cercana ciudad de Homs mientras se escuchaban explosiones y disparos de fondo.
Agencias