El Gobierno ha declarado la guerra al desabastecimiento de productos de consumo masivo, incluido el papel higiénico, una escasez cíclica que esta vez afronta con importaciones estatales y un diálogo con empresas privadas.
Hoy le tocó el turno en esos diálogos a empresarios de la salud, fármacos y artículos afines, necesitados de importaciones que van desde tomógrafos hasta medicinas básicas, ante quienes el ministro de Comercio, Alejandro Fleming, admitió que el control estatal de divisas está siendo aprovechado por «empresas parasitarias».
Un día después de que el pleno del Parlamento aprobara un crédito de 82,3 millones de dólares para la importación de 50 millones de rollos de papel higiénico, Fleming dijo que el Gobierno hará «frente a los sectores parasitarios» que han creado «empresas de maletín» para acceder a las divisas a la tasa oficial.
En el marco de un control estatal de cambio en vigor desde hace diez años, por cada dólar requerido por empresas y particulares, lo que entraña engorrosos trámites burocráticas con justificaciones de todo tipo, el Estado pide 6,3 bolívares, cotización que fácilmente se triplica y hasta cuadruplica en el ilegal mercado paralelo.
«Hay muchas (empresas de maletín), y tenemos que hacerle frente porque distorsionan la economía» al vender en el mercado ilegal las divisas obtenidas en el mercado legal, admitió el ministro.
En una primera reacción a la denuncia, el presidente del mayor gremio empresarial de Venezuela, Jorge Botti, recordó que él ha denunciado periódicamente la corrupción, que achaca a los controles estatales, y descartó que las empresas denunciadas sean parte de Fedecámaras.
«El problema está en el modelo económico, en controles estatales que permiten la corrupción, que generan desabastecimientos», añadió el titular de Fedecámaras, promotor del libre comercio y de que el Estado no pase de ser un ente regulador de la actividad económica.
Botti felicitó la decisión del Gobierno del presidente Nicolás Maduro de llamar al diálogo a los empresarios, pero lo exhortó a que avance y que próximamente se reúna con él y otros dirigentes de los gremios empresariales para debatir sobre el modelo productivo y no limitarse «a buscar soluciones a problemas coyunturales».
Al respecto, el ministro Fleming lo descartó y dijo que la orden de Maduro apunta a «fortalecer el relacionamiento con el sector productivo nacional para dar respuesta oportuna y expedita» al desabastecimiento, apuntalar la producción nacional y, en última instancia, avanzar hacia la meta gubernamental de «país exportador».
«No se dialoga para ir a un cogobierno», subrayó, «el Gobierno gobierna y el sector productivo genera bienes y servicios» y por eso «estamos tendiendo puentes».
Es decir, remató Fleming, se trata de que la relación del Gobierno «con el sector productivo sea la más amplia y cordial» para que en una primera fase existan suficientes «reservas» de productos. Ello requiere «apalancar al sector productivo, limpiándolo de cualquier agente externo (…), empresas parasitarias no productivas» que captan las divisas, insistió.
Los empresarios ha insistido en esos diálogos que entre los problemas que les acarrea el control de cambio figuran los reiterados y prolongados atrasos entre la aceptación de sus peticiones de divisas y el desembolso efectivo de ellas.
Edmeé Betancourt, presidenta del Banco Central, instancia involucrada en la administración del control de cambio, dijo hoy al respecto que ya se está «bastante cerca de normalizar la liquidación de divisas» y estimó que las necesidades mensuales de la nación «se pueden cubrir con 3.000 ó 3.500 millones de dólares».
«No podemos volvernos locos y hacer como el año pasado», cuando entre enero y julio se entregaron 59.000 millones de dólares. «Eese error no lo vamos a volver a cometer», subrayó Betancourt.
Cualquier «análisis razonable» arroja que la economía de Venezuela «puede funcionar» cada semestre con 35.000 millones, según Fedecámaras, monto 14.000 millones de dólares por encima de los 21.000 millones que suman las cuentas del Banco Central. EFE