Para llevar en la prensa colombiana más de una semana, y haber capturado la atención de numerosos medios internacionales, es sorprendente lo poco que de verdad se sabe sobre la denominada «ruleta sexual».
Ése es el nombre de un juego erótico que, si se le cree a los titulares de prensa, se ha puesto de moda entre los jóvenes de varias ciudades de Colombia hasta el punto de haber hecho saltar las alarmas entre las autoridades del país.
La cobertura del tema, sin embargo, probablemente dice más sobre los temores de la sociedad y las dinámicas de los medios que sobre el comportamiento sexual de los jóvenes colombianos. Según las versiones, las reglas de este crudo juego incluyen penetraciones sucesivas y ponen a prueba la resistencia de los hombres.
No obstante, como le dijo a BBC Mundo el vicealcalde de Salud, Inclusión Social y Familia de Medellín –la ciudad en la que se originó la historia– hasta el momento casi todo lo que se ha dicho y escrito sobre el tema está basado en rumores sin confirmación.
«Hubo una primera noticia de ADN, un diario gratuito que circula aquí en Medellín, que planteó el caso y dijo que la Secretaría de Salud lo había ratificado. Pero nosotros verificamos y nunca hubo una declaración como ADN lo decía», dijo Carlos Mario Ramírez.
Y según el vicealcalde, la idea de que el juego se está traduciendo en un aumento en el número de embarazos adolescentes en la capital antioqueña también va a contrasentido de lo que sugieren las últimas estadísticas a disposición.
«En el año 2006, 2007 estábamos hablando de 8.600, 8.400 embarazos (por año) y en el año 2012 fueron 6.900», explicó Ramírez. Y para el funcionario esa disminución prueba que, poco a poco, las autoridades han logrado promover una sexualidad más responsable entre los jóvenes de Medellín.
Rumores
La historia empieza, sin embargo, con un testimonio que no parece estar en cuestión: el de una joven de 14 años que afirma haber quedado embarazada luego de haber jugado a la «ruleta sexual». «No pensé que pudiera quedar embarazada, porque no era mucho tiempo, sólo un juego», le habría dicho la menor al diario ADN.
Y, en el mismo artículo, el diario también recoge declaraciones de una funcionaria de la Secretaría de Salud que reconoce que en los relatos de algunas jóvenes embarazadas cada vez se habla más de «relaciones sexuales grupales, que son en su mayoría indiscriminadas y sin la debida protección».
A partir de ahí, sin embargo, la cosa se complica, porque los medios no parecen interesados en determinar si se trata de casos aislados o de una práctica generalizada; ni si este comportamiento riesgoso siempre toma la forma de «ruleta sexual».
Y en la búsqueda de testimonios que confirmen la popularidad del juego también se empieza a ofrecer como evidencia lo que no pasa de rumor.
Una emisora local, por ejemplo, no duda en presentar como testigo de la práctica a la tía de una joven que «que confesó haber participado en la llamada ruleta sexual», aunque en la entrevista, llena de inconsistencias, ella misma admite que la sobrina no ha confesado tal cosa y reconoce que «las niñas no hablan» –lo que sin embargo no le impide ofrecer numerosos detalles sobre el juego en cuestión.
Y, para darle más solidez a las afirmaciones, la mayoría de los medios también reproducen unas declaraciones de la directora encargada del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) que dan a entender que esta institución ha confirmado embarazos producidos por culpa de la ruleta, «incluso en Bogotá y Cali».
La directora encargada del ICBF, sin embargo, se llama Adriana González. Y todos los medios, incluso varias publicaciones internacionales, hablan de Adriana Monsalve, lo que sugiere que las declaraciones provienen de una misma publicación.
Y, preguntada por BBC Mundo, González explicó que lo que el ICBF había podido comprobar era que había jóvenes que decían haber escuchado sobre el juego, y eso nada más en un barrio de Bogotá. En otras palabras, lo que se había podido confirmar era la existencia del rumor.