Parece ser sólo cuestión de tiempo antes de que el venezolano Alcides Escobar gane un Guante de Oro.
El brillante torpedero de los Reales de Kansas City demostró sus destrezas defensivas el fin de semana pasado. Una jugada en específico se destacó.
Los Angelinos de Los Ángeles tenían las bases llenas con dos outs. Howie Kendrick conectó un rodado en el hoyo entre el campo corto y la tercera base que Escobar alcanzó en el jardín izquierdo a guante volteado. Luego se estiró y tiró a la primera base a tiempo para retirar a Kendrick y ponerle fin a la amenaza y al inning.
Para algunos torpederos, una jugada así representa la cúspide de su carrera. Pero para Escobar, se trata de algo rutinario, ya que suele realizar jugadas de esa índole con regularidad. Pero su defensa no es nada usual.
Cuando se le preguntó acerca de dicha maniobra, Escobar respondió, «es un jugada difícil. He realizado esa jugada anteriormente».
No existe una métrica, precisa medida empírica ni designación numérica que refleje de manera pura y acertada el valor de semejante jugada. Muchos otros aspectos del béisbol se pueden explicar por medio de un análisis estadístico. Pero el análisis de la defensa sigue siendo una obra en progreso.
Escobar, quien se encuentra en las filas de un equipo que no llega a la postemporada en 28 años, no recibe el reconocimiento que merece. Pero eso podría cambiar una vez que este joven y talentoso club de Kansas City se vuelva más prominente.
Mientras eso sucede, aquellas personas que lo ven jugar a diario pueden apreciar la habilidad poco común de Escobar. Con el guante, hace que lo casi imposible luzca de lo más común.
«Es tan bueno como cualquier otro», dijo el mánager de los Reales, Ned Yost. «Es fenomenal a la defensa. Siempre lo ha sido. Desde el momento que lo conocí, ha hecho jugadas como esa”.
«Saben, lo comparo con Andruw Jones. Cuando Jones llegó a Grandes Ligas (con los Bravos de Atlanta), hacía jugadas en los jardines y decíamos: ‘¿Hombre, viste eso?» Y hablábamos de la jugada durante días».
«Después lo volvía a hacer. Y llegó al punto de que esas grandes jugadas se convirtieron en rutina y ya nadie las mencionaba. Lo mismo sucede con Escobar. Hace una gran jugada y es de esperarse, supongo, porque es tan bueno”.
«En cierto sentido, se convierte en una rutina, aunque en verdad nunca lo es».
A Escobar, de 26 años de edad, siempre se le ha considerado un torpedero sobresaliente, pero se cuestionaba su habilidad batear a nivel de Grandes Ligas. Esa duda la despejó en el 2012 con una temporada de revelación.
Escobar pasó a los Reales como parte del paquete de jugadores jóvenes que Kansas City recibió en el canje que envió a Milwaukee al lanzador Zack Greinke. Ahora, Escobar representa uno de los motivos principales por los que los Reales ven el futuro con muchas esperanzas.
Los Guantes de Oro se han convertido en un foco de atención para el argumento entre el punto de vista tradicional y los nuevos números. Esto no tiene nada que ver con ese debate.
El año pasado, los votantes le dieron el Guante de Oro al torpedero de los Orioles, J.J. Hardy, quien representa una selección convencional. Como campocorto, Hardy es consistente, de brazo fuerte y mano firme. Pero Escobar está en otro nivel, uno que muy pocos de sus homólogos ocupan. Su alcance es impresionante y su reflejos excelentes.
Escobar realiza jugadas sensacionales con tanta elegancia y facilidad que eso opaca la dificultad de dichas maniobras. Quizás eso le impida ser reconocido como un gran defensor de la posición.
Pero como dice su capataz, en el campo corto, Escobar es tan bueno como cualquiera. Y el Guante de Oro le quedaría como anillo al dedo.
Sin alarmas
Por supuesto, no es hora de entrar en pánico para los Reales de Kansas City. Tampoco es el momento para gritar ni tirar cosas en el clubhouse.
Pero sí es tiempo de que los Reales vuelvan a batear.
El equipo de Kansas City, ya con una serie de talentosos jugadores de posición, fortaleció su cuerpo monticular en el invierno y se suponía que el 2013 era el año en que los «Monarcas» iban a dar de qué hablar. Tal vez no se esperaba que destronaran a los Tigres en la División Central de la Liga Americana, pero sí que tuvieran una marca ganadora y que compitieran por un puesto en los playoffs.
En sus primeros 27 juegos de la temporada, ocurrió eso mismo. A partir del 5 de mayo, los Reales tenían 17-10. Pero desde entonces, los bates han sido silenciados y su récord es de 5-13.
La buena noticia es que Kansas City está tercero en efectividad colectiva en la Liga Americana. Si el bateo vuelve a un nivel decente, éste podría ser un equipo ganador.
De cualquier manera, son tiempos frustrantes para los Reales, que llegaron a esta campaña con muchas expectativas.
El manager Ned Yost parece haber asumido una actitud de puro positivismo.
«Lo más importante es continuar positivo a todos los niveles, como manager, coach y jugador», dijo Yost. «Conoces tu personal. Sabes cómo piensa cada uno. Conoces sus habilidades. Sabemos que hemos batallado últimamente en la parte ofensiva. Hay que esperar, mantenerse positivo y seguir trabajando.
Mike Bauman
mlb.com
AP / Orlin Wagner