Una gran mayoría de venezolanos que veíamos en Globovisión nuestra única “ventana al mundo”, nos sentimos defraudados por todo lo que está pasando en el canal, empezando por la actitud complaciente hacia el régimen que está demostrando la nueva junta directiva.
Ponernos a recordar todas las horas vividas con Globo, desde la salida de Alberto Federico Ravell -lo que fue el primer anuncio de lo que estaba por venir-, las horas de vigilia cuando grupos violentos encabezados por Lina Ron atacaban el canal, las multas que nosotros ayudamos a pagar, los actos vandálicos contra los equipos y el personal, los murales en solidaridad, son momentos imborrables. Las historias vividas con y por Globo dan para escribir un libro, historias escritas con la pluma de la verdad y de la defensa a la democracia y a los Derechos Humanos. El Gobierno puso a Globovisión contra la espada y la pared y sus dueños prefirieron vender.
Todos estamos indignados de ver como un grupito afecto al Gobierno compró el canal, enseguida cambió la línea editorial y en tan solo 10 días, vimos a una junta directiva sentada de lo más sonriente con Maduro, Arreaza, Cilia, etc., hasta lo más evidente que fue la censura al acto de Henrique Capriles en Lara.
Estamos indignados, defraudados, molestos, y hasta con rabia, porque sentimos como si a cada venezolano que puso 1 Bs para pagar la multa, nos lo hubiesen pegado por la cara de vuelta. Sentimos doble dolor por cada perdigón sufrido por la defensa de Globo y de otros medios. Sentimos la frustración de haber sido defraudados por un grupo que puso al canal a bajar la cabeza para terminar probablemente rodilla en tierra.
Pero mientras eso suceda, a pesar de la indignación e impotencia de que ya no estarán más ni Ismael, ni Kiko, a pesar de que nadie le paró a Ravell cuando escribió el capítulo final de esta telenovela llamada Globo, no podemos “por ahora” darle la espalda al personal que allí continúa trabajando. No podemos permitir que suceda lo que pasó con RCTV. Ellos nos necesitan y nosotros a ellos dentro del canal dando la pelea. La culpa de la venta de Globo no fue de ellos, fue de Zuloaga quien tenía que haber muerto con las botas puestas así como lo hizo RCTV, luchando por los principios y valores que tanto “cacareó”, y no tomando la salida más fácil: venderla a quien le vendió. La gran mayoría de los venezolanos lo hubiésemos apoyado, porque los principios ni se compran ni se venden, y la libertad de prensa y opinión no entiende de cadenas, ni de líneas impuestas.
Si los que estamos luchando por un país en democracia y libertad creemos que este ilegítimo tiene fecha de salida, entonces resistamos no junto a Globovisión, sino junto a su personal por más amargo que sea el momento y junto a todos los medios de comunicación que se sienten amenazados. No olvidemos que las dictaduras siempre han sido hostiles a la prensa libre y más aún en el caso de la antigua Globovisión.
El tiempo de Dios es perfecto y soplan vientos de cambio a pesar de la tormenta, y cuando esos cambios lleguen, los que hoy le ríen al Gobierno, tendrán que bajar la cabeza frente a todo un pueblo que lucha sin descanso por la democracia.
Estamos en resistencia, y resistencia significa mantenerse firme, persistir, luchar, oponerse sin abandonar los espacios… “por ahora”.
Ela Ferris
Twitter: @elaferris