La reunión que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, tuvo el miércoles con el líder de la oposición de Venezuela, Henrique Capriles, tensó de nuevo la relación de los dos países, aunque difícilmente afecte el proceso de paz con la guerrilla FARC en el que Caracas es facilitador.
El encuentro privado en la Casa de Nariño, la sede de la presidencia en Bogotá, provocó el enojo del gobierno del presidente Nicolás Maduro que señaló que evaluará si continúa en su papel de acompañante del diálogo de paz de Colombia que ya logró su primer punto de acuerdo en la mesa de diálogo de La Habana.
Equivocaciones
Para Luis Eduardo Celis, analista de la Fundación Paz y Reconciliación, Santos cometió un error al recibir a Capriles, pero el gobierno venezolano también se equivocó al condicionar su apoyo a los diálogos de paz.
Aunque Santos ya había recibido sin consecuencias a Capriles en Bogotá, cuando éste hacía campaña por las presidenciales que ganó en octubre Hugo Chávez, fallecido de cáncer cinco meses más tarde, su insistencia en calificar a Maduro como un gobernante ilegítimo hace ahora la diferencia. «No es igual recibir a un candidato presidencial que a un político que dice que le robaron las elecciones», dijo Celis.
Capriles impugnó las elecciones que Maduro ganó en abril con una ventaja del 1,49% y ahora en Bogotá reiteró que Venezuela requiere una auditoría exhaustiva de esos comicios.
«Capriles está en todo su derecho de llevar por el mundo su mensaje político: esa es la democracia. Está bien que vaya al Congreso de Colombia y que se reúna con los líderes políticos. Pero fue un error que el presidente lo recibiera. No debió tomarse la foto con él», opinó.
«La respuesta de Venezuela también fue un error. No pueden decir que apoyan la paz de Colombia y al primer incidente decir que ya no acompañan la paz de Colombia», añadió este experto, quien sin embargo piensa que la situación «no va a pasar a mayores y se va a resolver diplomáticamente».
Sobre ese punto, Capriles sostuvo el jueves que «la paz nunca puede ser objeto de chantaje, o se quiere la paz y se trabaja por la paz o no se quiere la paz. No puede haber puntos intermedios».
«Eso no va a afectar el proceso de paz»
El politólogo Fernando Giraldo afirmó que el hecho de que Santos haya recibido a Capriles «causa ruido y disgusto en la relación (…) pero eso no va a afectar el proceso de paz». «Santos va a tratar de calmar las aguas con mensajes discretos y directos», aunque el episodio «sienta un precedente, y si nos descuidamos puede volver la tensión a las relaciones», dijo Giraldo a la AFP.
Colombia normalizó las relaciones con su vecina Venezuela al llegar Santos al poder, en agosto de 2010, luego de años de desconfianza que llevaron incluso a una breve ruptura diplomática en medio de agrias acusaciones entre los entonces presidentes Alvaro Uribe (2002-2010) y Hugo Chávez (1999-2013).
Desde entonces, «había habido esfuerzos de lado y lado para no incomodar al otro», recordó Giraldo.
Pero el incidente dio pie incluso al expresidente Uribe para que cuestionase este jueves al gobierno venezolano. «Reunión (del) Presidente Santos y Capriles fue institucional y conocida, no clandestina como las de Gobierno de Venezuela con (las) terroristas Farc», escribió el exmandatario en su cuenta Twitter.
El tema de las FARC enrareció durante años las relaciones de los dos países –con acusaciones de Bogotá a Caracas de dar cobijo a la guerrilla en su territorio– y a la vez fue clave en la mejoría de los vínculos, con las gestiones de Chávez a favor de la instalación del proceso de paz.
Primó agenda interna de Santos
En cuanto a los motivos que llevaron a Santos a reunirse con Capriles, tanto Giraldo como Celis piensan que están más vinculados a su agenda interna que a una posición concreta sobre Venezuela.
Santos, que acudió al acto de investidura de Maduro en Caracas el pasado 19 de abril, quiso «mostrar autonomía para reafirmarse internamente», sobre todo de cara a una eventual reelección en las presidenciales del año próximo y frente al sector uribista que le adversa duramente y se opone al proceso de paz, consideró Celis.
Para Giraldo, el gesto de Santos busca «neutralizar a los uribistas, que son muy sensibles en el tema de Venezuela, y presentarse como alguien con independencia, que tiene control sobre el proceso de paz». «Finalmente, solo se tomó una foto. Ninguno de los dos habló y lo que le dijo a Capriles no trascendió, así que siempre podrá sacarse los pies del pantano», concluyó Giraldo.