No hemos salido de la crisis, pese al esfuerzo que se está haciendo con el Gobierno de calle, cuando ya algunos optimistas ingenuos comienzan a cantar victorias de que “ya se ve una luz al final del túnel”, frase desgastada desde los tiempos del expresidente Rafael Caldera.
El Gobierno de calle es una especie de “gobierno de urgencia” que pudiera llegar al desgaste sin soluciones contundentes en la vida cotidiana del ciudadano común, si no se cambia de mentalidad de la vieja forma de hacer política, es decir mas allá del populismo y del “dadismo” sin una pedagogía del compromiso y la corresponsabilidad gobierno-pueblo, como está establecida en nuestra Constitución Nacional.
Este gobierno de calle se da en el contexto de una crisis generada tanto por los enemigos externos como internos del proceso bolivariano que siguen al acecho.
La desestabilización no puede seguirse mirando desde lo exógeno sino también desde lo endógeno, donde el imperialismo sigue siendo una realidad, pero también se convierte en un cliché cuando no lo combatimos desde lo interno, es decir desde el consumo cotidiano y de la dependencia estructural.
Desastrosas consecuencias
Desde que se inició el proceso bolivariano he venido dejando constancia de cómo el Estado venezolano se fue agigantando en un coctel casi explosivo de “rentismo, populismo y relajo-democrático”, convirtiéndose hoy, lamentablemente, en un boomerang cargado de irresponsabilidad consciente de un sector privilegiado de la sociedad.
Hoy queremos exigir disciplina, productividad, sacrificio, sin haber realizado una evaluación, dentro del marco de la critica-autocrítica, de cómo se distorsionó la distribución de la riqueza en sectores estratégico como el productivo, quedando impune el derroche y los cumplimientos englobado en la ineficacia total del Estado rentista y los receptores de los recursos derrochados que tienen nombre y apellidos, tanto individuales como empresariales. El costo del populismo-rentismo ha tenido consecuencias desastrosas que se sumó a la crisis que hoy estamos sufriendo.
¿Serán las REDI
una alternativa real?
El Gobierno Bolivariano, desde 1999 ha venido practicando una política de ensayos, algunas veces fracasados otras veces con aciertos, para tratar de enderezar el país con una deuda social acumulada por siglos, así como los desequilibrios regionales.
Aún recordamos a comienzos del siglo XXI, los siete ejes de desarrollo estratégico, luego las zonas de desarrollo sustentables, los núcleos de desarrollo endógenos, luego desde el punto de vista político las vicepresidencias regionales. Es hora de hacer balance de todo ese proceso y ver en qué fallamos.
El presidente Maduro, ante la ineficiencia del Estado y la corrupción plasmada en su seno, propuso, como en efecto apareció en Gaceta Oficial numero 40157 del 30 de abril del año 2013, el decreto de creación de las Regiones Estratégicas de Desarrollo Integral (REDI), con la finalidad de lograr una buena gestión pública y para ello se tomarán en cuenta los principios geoestratégicos, así como de coordinación, planificación, ejecución y seguimiento de las políticas públicas.
Es de puntualizar que fueron designadas seis regiones estratégicas: La Central, que comprende los estados Aragua, Carabobo, Miranda, Vargas, Yaracuy y el Distrito Capital; la Occidental, conformada por Falcón, Lara, Mérida, Táchira, Trujillo y Zulia; la Región Estratégica de Desarrollo Integral Los Llanos, entre los que están Apure, Barinas, Cojedes, Guárico y Portuguesa; en la Oriental destacan Anzoátegui, Monagas y Sucre; en la quinta zona, la de Guayana, comprenden Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro; la Región Estratégica de Desarrollo Integral Marítima e Insular, quedó conformada por Nueva Esparta, las Dependencias Federales, el Mar territorial y la Zona Económica Exclusiva.
Según detalla la Gaceta, cada zona estará a cargo de una autoridad regional. En el artículo tres, se destaca que cada autoridad constituirá un Órgano Superior, que procurará su desarrollo integral. Para su implementación se tomaron en cuenta algunos burócratas medianamente experimentados y reciclados como Juan Carlos Loyo, a cargo de la zona Central. Isis Ochoa en la Occidental y Nancy Pérez Sierra en Los Llanos. María Pilar Hernández Domínguez fue designada como autoridad regional Oriental y Carlos Osorio en la integral Guayana y Cristóbal Nicolás Francisco Ortíz a cargo de la zona Marítima e Insular. El vicepresidente ejecutivo, Jorge Arreaza, es el coordinador de la ejecución de este decreto.
Responsabilidad
afrovenezolana
Con este ensayo geopolítico-social se aspira dar un vuelco a la crisis en todos los sentidos. Se aspira lograr una mayor participación con decisión efectiva de la gente, detectar las necesidades mas sentidas, tener un mayor control del gasto público, mayor productividad en los renglones de seguridad alimentaria.
La geografía afrovenezolana está ubicada en esas regiones estratégicas. Aun adolecen de desequilibrios regionales. En muchas comunidades el Estado sigue ausente. Es el momento preciso de asumir con responsabilidad histórica y colectiva el desarrollo sustentable y responsable que desde los cumbes ancestrales nos caracterizó. No necesitamos mediadores ni ser mediados, sabemos lo que queremos y cuál es la situación en que nos encontramos… el momento es ahora o nunca.
El próximo 8 de junio el Movimiento Social Afrovenezolano presentará sus voceros y voceras por cada unas de estas zonas con propuesta de trabajo en mano y su integración al Gran Polo Patriótico, no como convidados de piedras, ni con el cliché de 1×10, si no con decisión y corresponsabilidad trascendental.
Jesús “Chucho” García