Primero fueron compañeros de equipo. Luego, uno fue coach de bateo del otro. Pero durante la Serie de la Autopista entre los Angelinos y los Dodgers, estuvieron en dugouts contrarios.
Aunque ha cambiado la dinámica entre Mark McGwire y el dominicano Albert Pujols a través de los años, el respeto y la admiración entre ambos ha sido una constante.
«Fue la cara del juego y después de los 70 jonrones que dio (en 1998), básicamente fue el salvador del juego y nunca cambió, es una gran persona», dijo Pujols acerca de McGwire.
En el 2001, Pujols-un novato con tan sólo 21 años en ese momento-tenía a McGwire como un modelo. Ahora éste último ve a Pujols de la misma manera, como lo hacen tantas personas en el beisbol.
«Sus números van a continuar creciendo», dijo McGwire, ahora el coach de bateo de los Dodgers. «Cuando termine su carrera, sus números estarán por encima de los de muchos, muchos exaltados al Salón de la Fama”.
Cuando Pujols conoció a McGwire hace 12 años, de inmediato se dio cuenta de la ética de trabajo del segundo, un veterano de 16 temporadas en Grandes Ligas para ese entonces.
«Yo era un novato, pero Mark ha sido el mismo durante toda su carrera», dijo Pujols. «Nunca ha cambiado, sin importar la clase de éxito que ha tenido. Siempre fue una persona humilde que trabaja duro en lo que hace y tratar de salir a rendir”.
Más de una década después de eso, Pujols es un pelotero con logros impresionantes: Nueve veces convocado al Juego de Estrellas, tres veces Jugador Más Valioso de la Liga Nacional y seis veces ganador de un Bate de Plata. Pero cuando McGwire ve a Pujols, ve algo en el dominicano que Pujols veía en él: un pelotero con un fuerte deseo de ser el mejor.
William Boo
mlb.com