Al menos 25 personas fueron detenidas en Izmir por haber difundido en Twitter «informaciones falsas y difamatorias», informó una agencia local. Ali Engin, responsable del principal partido de oposición(CHP), declaró que los sospechosos fueron detenidos por haber «llamado a la gente a manifestarse»
ESTAMBUL. Las protestas en Turquía contra el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan entraron en una nueva fase el miércoles, con la movilización de decenas de miles de personas convocadas por dos importantes sindicatos, tras seis días de masivas manifestaciones en varias ciudades del país. La Confederación Sindical de Obreros Revolucionarios (DISK), que reivindica unos 420.000 miembros, se sumó ayer a la Confederación de Sindicatos del sector público (KESK) para organizar marchas en la mayoría de las grandes ciudades del país. En Estambul, las marchas de los dos sindicatos izquierdistas convergieron en la plaza Taksim, corazón de la revuelta contra el gobierno. «¡Taksim, resiste, los trabajadores llegan!» fue uno de los lemas gritados por los manifestantes. Escenas similares se vieron en Ankara, donde unos 10.000 manifestantes desfilaron al grito de «¡Liberen el camino, llegan los revolucionarios!», o «¡Taksim está en todas partes!», agitando banderas turcas.
A la espera de que Erdogan, en viaje oficial al Magreb, regrese hoy a Turquía, los manifestantes mantienen su determinación, pese a las «disculpas» presentadas por el vice primer ministro, Bulent Arinç, a las víctimas de las brutalidades policiales. Representantes de los manifestantes turcos reclamaron este miércoles al Gobierno que destituya a los jefes de la policía de varias ciudades del país, entre ellas Estambul y Ankara, por haber hecho un uso excesivo de la fuerza. «Los responsables de la policía que dieron la orden (de actuar con) violencia deben ser destituidos», afirmó uno de sus portavoces ante la prensa al final de un encuentro en Ankara con Arinç.
Exigencias
Entre otras exigencias figuran «la liberación de todos los manifestantes detenidos desde el comienzo del movimiento» de protesta y el «abandono» del polémico proyecto de urbanización de la plaza Taksim de Estambul, que fue el detonante de la contestación. Los manifestantes también pidieron que la policía deje de utilizar gases lacrimógenos y que se respete más la libertad de expresión en Turquía. El escritor turco Orhan Pamuk, premio Nobel de literatura en 2006, denunció la actitud «represiva» del gobierno turco y rindió homenaje a los manifestantes, en un texto publicado ayer por un diario local.
Brutalidad policial
Como en noches anteriores, en la noche del miércoles se produjeron enfrentamientos en Estambul y Ankara. La policía utilizó cañones de agua y gases lacrimógenos para intentar dispersar a los manifestantes. Dos personas murieron y más de 2.800 resultaron heridas desde los primeros enfrentamientos del viernes, según ONGs de defensa de los derechos humanos turcas e internacionales. Estas cifras no han sido confirmadas por las autoridades, según las cuales hay «más de 300» heridos, en su mayoría policías. En el ámbito diplomático, el jefe de la diplomacia turca, Ahmet Davutoglu, mantuvo el martes por la noche una entrevista telefónica con su homólogo estadounidense, John F. Kerry, para expresarle la insatisfacción de Ankara tras una serie de comentarios de Washington sobre las manifestaciones en Turquía, según un diplomático turco.
«Turquía no es una democracia de segunda clase», afirmó Davutoglu a Kerry, según esta fuente, que pidió el anonimato. Davutoglu también informó a Kerry de que se está efectuando una investigación sobre el uso excesivo de la fuerza por parte de algunos elementos de la policía turca. Ayer, al menos 25 personas fueron detenidas en Izmir (Oeste) por haber difundido en Twitter «informaciones falsas y difamatorias», informó la agencia Anatolia. Ali Engin, responsable local del principal partido de oposición, el Partido republicano del pueblo (CHP), declaró a Anatolia que los sospechosos fueron detenidos por haber «llamado a la gente a manifestarse». El pasado domingo, Erdogan criticó públicamente a Twitter y a las redes sociales, calificándolos de «causantes de problemas». Ayer, un día después de la muerte de un segundo manifestante, el vice primer ministro Arinç intentó reducir la tensión al calificar de «legítimas» las reivindicaciones de los ecologistas, que originaron el viernes pasado el amplio movimiento de protestas. Arinç, a diferencia del tono firme empleado por Erdogan, ha tenido una actitud mas conciliadora. Desde el principio de la protesta, el viernes pasado, los manifestantes acusan a Erdogan de una deriva autoritaria y de querer «islamizar» Turquía.
Agencias