El ataque del martes a Hatla, en la región de Deir el-Zour cerca de Irak, subrayó la naturaleza cada vez más sectaria del conflicto
BEIRUT. Rebeldes sirios, incluidos sunitas extremistas, invadieron una población y combatieron contra milicianos progubernamentales, matando a más de 60 combatientes y civiles chiítas en un ataque inmerso en los odios sectarios que han caracterizado cada vez más la guerra civil, dijeron activistas el miércoles.
En la redada, la cual ocurre en un momento en que al mundo occidental le preocupa la presencia creciente de extremistas en la rebelión, combatientes victoriosos colocaron banderas islámicas sunitas negras sobre la localidad de Hatla, en el este del país. En videos de aficionados, los combatientes —algunos vistiendo cintas para la cabeza al estilo al-Qaida— gritaban consignas antichiítas y realizaban disparos al aire.
«Las casas de los infieles chiítas fueron incendiadas», dice la voz detrás de la cámara en un video grabado que muestra varias casas envueltas en humo.
En otro video, unos combatientes retiran sábanas que cubren cadáveres para mostrarlos, uno de ellos con una herida en la cabeza. Un hombre armado dice ante la cámara: «Éste es su fin, perros».
El ataque del martes a Hatla, en la región de Deir el-Zour cerca de Irak, subrayó la naturaleza cada vez más sectaria del conflicto.
El régimen lo calificó como una «masacre» y algunos miembros de la oposición expresaron preocupación sobre la naturaleza del ataque. Estados Unidos y otras naciones occidentales se han mostrado renuentes a armar a los rebeldes —quienes son superados en armamento y efectivos— debido a que entre sus filas se encuentran extremistas sunitas lanzados a una guerra santa.
Jen Psaki, vocero del Departamento de Estado, dijo que Estados Unidos estaba «horrorizado tras reportes de que rebeldes mataron a 60 chiítas en la localidad de Hatla».
«Las motivaciones y circunstancias que rodean esta masacre siguen siendo inciertas, pero Estados Unidos condena fuertemente cualquiera y todos los ataques contra a civiles», señaló Psaki.
Más de 80 mil muertos
La insurrección comenzó hace más de dos años con protestas pacíficas contra el presidente Bashar Assad, pero más tarde crecieron hasta convertirse en una guerra civil que ha costado más de 80.000 vidas.
La mayoría de los rebeldes armados en Siria pertenecen a la mayoría sunita, mientras que Assad ha conservado el apoyo de las minorías, incluida su propia secta alauita, una rama del Islam chiíta, junto con cristianos y chiítas.
En el último año, ha crecido el odio sectario dentro del conflicto. Cada secta ha sido acusada de masacres contra la otra, y combatientes sunitas y chiítas de otros países se han sumado a la batalla en números crecientes.
Pero la sospecha de que el combate está siendo una batalla entre creencias religiosas aumentó después de que guerrillas chiítas del grupo Hezbolá de Líbano ayudaron a fuerzas de Assad a tomar la semana pasada la fortificación de los rebeldes en Qusair. Algunos combatientes en Hatla pueden ser escuchados en el video calificando el ataque como «la primera venganza por Qusair.»
Un activista de Deir el-Zour dijo que el ataque fue en represalia por un ataque el lunes por parte de chiítas de Hatla que mató a cuatro rebeldes.
En Hatla viven varios miles de personas, aproximadamente 30% de ellas son chiítas, y era considerada una comunidad progubernamental en el valle del río Éufrates, donde los rebeldes —incluido el grupo Jabhat el-Nusra vinculado a al-Qaida— han tomado la mayor parte del territorio.
Asad puede imponerse
El presidente sirio Bashar al-Assad, respaldado por Irán y por el grupo libanés Hezbollah, puede terminar sofocando la revuelta de más de dos años contra su gobierno, dijo el ministro de Inteligencia israelí.
La afirmación, rápidamente desautorizada por otros miembros del Gobierno de coalición del primer ministro Benjamin Netanyahu, ilustra las dificultades que tienen Israel y otros países occidentales en predecir el desenlace de la guerra civil en Siria y sopesar una intervención.
Yuval Steinitz, el ministro de Asuntos Internacionales, Estrategia e Inteligencia, fue consultado por periodistas extranjeros si los recientes éxitos de las fuerzas de Assad contra los rebeldes, pobremente armados, podían llevar a la victoria al líder sirio.
«Siempre pensé que podría ocurrir que al final Assad, con un fuerte apoyo iraní y de Hezbollah, acabe ganando», dijo.
«Y creo que esto es posible», añadió. «Lo pienso desde hace ya bastante tiempo».
Steinitz, que no es miembro del gabinete de seguridad pero tiene acceso a los informes de inteligencia y a Netanyahu, dijo que el Gobierno de Assad «no sólo podría sobrevivir sino incluso recuperar territorios» en manos de los rebeldes.
Agencias