Luis Carlos Boffill Bordón tiene un mes entero para mostrar su múltiple talento teatral
Lleva 21 años en Caracas y logró involucrarse en sus artes escénicas gracias a su capacitación profesional y, por supuesto, al talento que tiene. Es por eso que Luis Carlos Boffill Bordón (La Habana, 03.04.1965) participa con la obra venezolana “Una historia inconclusa”, de Bruno Mateo, en el Festival Internacional de Teatro Rosa de Bogotá.
“Este Festival presenta lo mejor de la diversidad existente en las artes escénicas colombianas. La oficina de Cultura, Recreación y Deporte de la Alcaldía Mayor de Bogotá realiza este evento como rechazo por las amenazas de muerte que ha recibido el director de la agrupación Barraca Teatro y también director del Festival, Ricardo Ruiz Díaz”, revela Luis Carlos quien viaja con los actores Marielena La Nena Duque y Andy Pérez y el director Luis Miguel Sánchez.
20 días de teatro
Este año el Festival Internacional de Teatro Rosa, organizado por el Teatro Barraca, se realizará desde el 24 de junio al 14 de julio en diferentes salas y escenarios no convencionales. A su vez contendrá 10 compañías de Argentina, Chile, México, Venezuela, Estados Unidos, España y Reino Unido. Así mismo, estarán 18 grupos colombianos. El Festival también contará con una variada programación académica que incluye conversatorios, talleres y foros para fomentar el intercambio de saberes sobre la comunidad LGBT y promover el respeto y la tolerancia hacia esa población.
Aclara Luis Carlos que en Colombia “sobre la comunidad LGBT no se habla en ciertos espacios, ya sea por exceso de moral, por persecución o por miedo; pero los montajes no solo se limitan a contar historias de la población LGBTI. Las obras están abiertas a todos los temas; lo principal es que sean buenos espectáculos», señala.
Transgénero
La pieza “Una historia inconclusa” versa sobre un joven abusado por su hermano mayor. El vínculo entre ellos es únicamente materno, pues son de diferentes padres. En la actualidad, el abusado ya es un transgénero que vive de la costura (antes hacía shows nocturnos), oficio que comparte con su mejor amiga y ex-cuñada. Esta mujer, harta de las borracheras, golpes, violaciones y demás abusos de su ex-marido, decide huir y guarecerse en casa de su ex cuñado, consciente de que sería el último lugar donde su castigador la buscaría. Así comienza la obra, con este par de amigas cociendo, riendo y disfrutando de un buen café, cuando de repente irrumpe en escena “H” (el personaje de Luis Carlos) y se desatan una serie de cambios que recapitulan el pasado de los tres personajes. “H”, amparado en pasajes bíblicos, llega para refugiarse de sus perseguidores. Pero su hermanastro (a) descubre que solo vino a asesinarlo, enfermo por su psicosis homofóbica y falsas doctrinas infundadas de la iglesia católica. El resto de los personajes lo conforman: “M” (Marielena La Nena Duque y “T” (Andy Pérez).
Monólogo
Luis Carlos reaparece con su monólogo “Un hombre, cuatro estaciones”, el cual es un llamado a la tolerancia. Una oda al respeto de la vida ajena y sus decisiones, en un contexto donde se evidencia que gobiernos, sociedades y familia, inclusive, pueden destruir física, mental y moralmente a un individuo. “Estoy muy agradecido de César Rojas, del Celarg y sus trabajadores. De los amigos de C&E Producciones y de todos los que apoyan la reposición de este unipersonal. Por el mensaje de la obra en cuestión y por mantener vigente el primer y único trabajo directoral de mi querido amigo y hermano José Manuel Peña, que Dios lo tenga en gloria y le llegue cada aplauso que generen las presentaciones de cuatro únicas funciones en la sala 2 del Celarg del 25 al 28 de julio”.
El baile de mis padres
Luis Carlos ha sido profesor en diversas academias artísticas caraqueñas y ahora está en “Ochoa, Arte en Movimiento” donde, desde hace siete años, es instructor de teatro y canto. “Escribo guiones y libretos de obras originales para los niños. Y hasta me toca montar coreografías, que siempre son elogiadas por el profesor Alexander Ochoa, pero aun así, por muy buenas que puedan o no quedar, no me atrevo a llamarme coreógrafo; primero, porque respeto mucho los años de estudios de cualquier profesión, y segundo porque si me atrevo y lo hago, es por “oficio”. Es muy gratificante trabajar con niños. Son espontáneos, inocentes, imaginativos y creadores natos, con quienes terminas aprendiendo muchas veces más de lo que les enseñas. Para este año tomamos como tema “La música que bailaban mis padres”. Un título que los tiene muy motivados por interpretar la época y éxitos musicales de sus padres y abuelos, pues data desde los años 50’ y hasta los 80’. Los que tenemos la dicha y vocación de brindarle las herramientas al niño (a) con inclinaciones artísticas, tenemos una gran responsabilidad; pues no solo los preparamos en materia y disciplinas artísticas, sino en valores y conductas como entes de una sociedad futura. Más allá de fomentar el arte y la cultura tan necesarios en una nación. Lo presentaremos en la Escuela María Auxiliadora el 14 de julio.
Show de vivas
“Debo confesar que como dramaturgo, jamás me vi escribiendo obras del mal llamado género comercial. Mi padre, Lázaro Candelario Manuel Boffill, fue un gran escritor (Premio Casa de Las Américas en Literatura infantil).Y hago esta mención porque en una ocasión me dio una de sus tantas lecciones de vida: “Si Mozart fue capaz de vender su Réquiem a Salieri, quien te crees ser para cuestionar un trabajo comercial o sentirte estar por encima de ello”. Esto, sumado a la fuerte crisis económica y a una sociedad ávida de reír y dispersarse por el entorno social-político que estamos viviendo en el país, y más allá, mundialmente, fueron razones pertinentes para no rechazar la propuesta del productor Yerson Rivas y del director Maxwell Díaz, cuando me dieron la responsabilidad de escribir este divertido y loco guión, que desde el 18 de julio el Centro Ibiza Caracas, del Centro Plaza, exhibirá a las 8pm. La idea fue escribirles a unas actrices que marcaron pauta en grandes programas humorísticos de la TV nacional y quienes siguen siendo bellas y talentosas. Total que si ya no son vistas como “Divas” entonces han de ser muy “Vivas” para seguir en la palestra. Grandes como Gabriela Rodríguez, Emimar Minguet, Lilita Pestana o “La Cachi”, Irán Lovera y su personaje Sonia del Carmen que aún nos hace divertir en “A qué te ríes”. Ellas defenderán un texto lleno de ocurrencias.
EL ESPECTADOR
Edgard Antonio Moreno Uribe
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