La víctima, que reside en Panamá desde hace seis meses, se resistió al robo de una motocicleta que le habían prestado
Miguel Ángel Acosta, de 28 años de edad, tenía seis meses en Panamá, donde laboraba instalando equipos de sonido. Decidió regresar a su patria Venezuela para pasar el Día del Padre con sus cuatro hijos, una de ellas que no conocía y estaba entusiasmado por ver a su niña, pero fue asesinado de varios tiros, cuando se resistió al robo de una motocicleta que le había prestado un amigo.
En la morgue de Bello Monte, mientras esperaba por la entrega del cuerpo sin vida, Humberto Hernández, cuñado de la víctima, relató que Miguel Ángel tenía dos semana en la capital de la República, y esperaba ansioso la llegada del Día del Padre para conocer a una hija, residente con su madre en la parroquia San José.
Acosta llegó de Panamá y se quedó en la casa de sus padres, ubicada en la avenida San Martín. El pasado jueves, luego del mediodía, decidió salir a realizar una diligencia y un amigo le prestó su motocicleta marca Empire modelo XT. La familia no supo más nada de él.
“Como no llegó a dormir, nos preocupamos y comenzamos a buscarlo por centros hospitalarios y oficinas policiales, hasta que acudimos a la morgue de Bello Monte, donde lo localizamos muerto”, dijo Hernández.
El cuñado relató que los funcionarios del Cicpc le informaron que según testigos, Miguel Ángel conducía su motocicleta por el sector de la calle Colombia de Catia, cuando se detuvo a hablar con una persona y a los pocos minutos se presentaron dos sujetos a bordo de una moto.
“Los tipos armados lo amenazaron de muerte, al parecer se resistió, los delincuentes le efectuaron varios tiros y se apoderaron de la motocicleta que le habían prestado. Quedó muerto en el sitio y el suceso se registró a eso de las 5:00 de la tarde”.
La víctima era el menor de cinco hermanos. La familia desconocía qué hacía por el sector donde lo mataron.
“Esta situación de la inseguridad es crítica. No nos sentimos seguros en ninguna parte de este país. Pareciera que estamos en un toque de queda, vivimos en zozobra. Mi cuñado estaba entusiasmado por la llegada del domingo para conocer a su hija de tres años de edad”.
Otro padre de familia
Luis Alexánder Martínez Rodríguez, de 29 años de edad, tenía dos meses laborando de mensajero motorizado en el Saime y Tránsito Terrestres, en las oficinas ubicada en la urbanización Altamira del municipio Chacao. Fue tiroteado y cayó muerto en la autopista Francisco Fajardo, sentido este-oeste, a la altura del centro comercial Sambil.
Mientras gestionaba la entrega del cuerpo sin vida, su esposa Belkis Córdova, relató que su esposa había cobrado su quincena, que ella lo autorizó para que retirara de una entidad bancaria cierta cantidad de dinero. Estimó un total de 3 mil bolívares, parte que sería utilizada para ir ese fatídico días a cenar en un restaurante en compañía de sus dos hijas.
“En vista que no llegaba telefoneaba a su móvil celular y no respondía, hasta que a eso de las 7:00 de la noche, me respondió una voz anónima, que dijo ser funcionario del Cicpc y señaló que me trasladara de urgencia a la Subdelegación de El Llanito. Acudí a la oficina policial donde me dijeron que mi esposo había sido víctima de delincuentes. La moto estaba parada y él recibió varios disparos. El dinero se lo quitaron los homicidas”, reveló la viuda.
Los funcionarios le indicaron a la señora que al lugar acudieron funcionarios de la Policía Municipal de Chacao y de Salud del municipio, pero no pudieron hacer nada porque estaba muerto.
La víctima conducía su motocicleta Bera modelo Socialista, que los asesinos no se llevaron. Residía con su esposa y las dos hijas en el sector Nuevo Circo de la parroquia San Agustín del Norte.
El cadáver ingresó en horas de la noche del viernes a la medicatura forense y le asignaron el número 219-06.
La señora Córdova no cree que se haga justicia. “Arriba hay un Dios que mira todo. Él no era mala gente, siempre pendiente de sus hijas. Dios es grande. El tiempo de Dios es perfecto”.