En plena era del conocimiento Venezuela se encuentra en un alto grado de descapitalización del talento humano. Al despido arbitrario de los 20 mil profesionales, obreros especializados y técnicos, que le costaron al país años y años de experiencia en el dominio y manejo de la industria petrolera hasta llevarla a convertirse en la tercera empresa mundial de su género. O a las empresas de excelencia como EDELCA y las de la CVG hoy en serias dificultades, se agrega el caso de las Universidades Nacionales e Institutos de Investigación anexos o separados, como el IVIC.
Para las universidades autónomas el cerco económico, las represalias policiales a sus justas protestas, los atentados a su autonomía consagrada en la Constitución-, mediante la imposición de reglamentaciones por el TSJ que no son acatadas por ir contra los principios autonómicos. La utilización de encapuchados que incendian y violan el recinto universitario, todo lo cual ha encontrado firme resistencia por parte de las autoridades, en el caso de la UCV de la insigne Rectora Cecilia García Arocha. En cuanto a los institutos de Investigación, su liquidación o transformación en grupos solamente adscritos al criterio oficial, como lo denuncia sistemáticamente el científico Jaime Requena.
Las consecuencias de toda esta situación son una fuga de cerebros de la cual se están beneficiando otros países.
Nuestros técnicos petroleros están regados por el mundo y sorprenden por sus méritos.
Colombia, Canadá o México son testigos del aporte de los técnicos venezolanos al incremento de su producción.
Después de que Chávez cometió el genocidio en la industria, son frecuentes los accidentes sucesivos, a lo cual se agrega un deficitario estado financiero de impredecibles consecuencias. Las universidades autónomas se están quedando sin profesores. No es un secreto el déficit, que se extiende a la educación media y diversificada, de profesores de matemáticas o de otras disciplinas y materias vinculadas estrechamente con la revolución científico-técnica que se adelanta a nivel mundial.
El grado de involución que vive el país es inocultable y abarca todas las esferas. Se ha querido implantar un «socialismo a la cubana» que tiene 54 años de fracaso, y que se debate en la imperiosa necesidad de introducir cambios cuando su actual política de «actualizaciones» marcha a pasos de morrocoy.
Pretender en esta era implantar «el pensamiento único» que fracasó durante 74 años en la URSS, es el colmo de la estupidez. Seguir con el cuento de que el «capitalismo es miseria», y omitir las hambrunas en los llamados países del «socialismo real», es por decir lo menos, supina ignorancia. El problema universitario no es sólo de sus integrantes, es del país. Es el futuro de nuestra nación el que está en juego. Es su modernidad. Es el defender a centros de enseñanza que han demostrado la pluralidad a la hora de impartir conocimientos atendiendo a las más diversas corrientes del pensamiento científico-técnico. Y es también pluralidad cultural lo que constituye la inspiración de dichos conocimientos. Ya ni las bibliotecas se salvan de este atraso a que están condenadas por la ausencia de las revistas científicas y de las novedades culturales universales.
¡Alerta Venezuela… defendamos a nuestras universidades autónomas!
Pompeyo Márquez