A poco más de tres semanas de las elecciones presidenciales en Venezuela, el candidato unitario de la oposición, Henrique Capriles, ha acelerado su visitas por distintas poblaciones del país en busca de los votos para derrotar al actual presidente, Hugo Chávez.
En maratonianas jornadas que incluyen traslados aéreos, tramos por carreteras y a pie, Capriles acelera el paso en las visitas que lo han llevado a «más de 240 pueblos» desde el 1 de julio, cuando se abrió la campaña que concluirá el próximo 4 de octubre.
Esta semana, una de las más convulsas para su campaña tras las denuncias sobre presuntos sobornos a un diputado de la oposición y los enfrentamientos entre oficialistas y opositores en uno de sus viajes, Capriles no ha detenido su periplo «pueblo a pueblo».
Entre el jueves y viernes, viajó al oriente del país y, tras pernoctar en Caracas, se desplazó al occidente venezolano, para encabezar caminatas o caravanas que concluyen con concentraciones de seguidores de los distintos partidos de oposición.
«Caramba, las mujeres están hoy agresivas», dijo en tono jocoso a Efe un hombre que se identificó como Reyes Molina al observar cómo numerosas seguidoras trataban de tocar o ver de cerca a Capriles mientras se abría paso en una caminata en Barquisimeto (oeste).
La escena también se vivió el jueves en Cantaura, estado Anzoátegui (este), adonde Capriles llegó con retraso tras anunciar la expulsión de las filas opositoras del diputado Juan Carlos Caldera, acusado por el chavismo de extorsión y soborno aunque éste asegura que recibió una contribución a su campaña para una alcaldía.
Capriles ha salido al paso de los intentos de vincular ese hecho con su campaña al denunciar una «guerra sucia» e intentos de detener su recorrido por el país donde, según él, plantea los problemas y desmonta la «cháchara» oficial. EFE