Vieja rivalidad. Como allá por los años 50 del siglo pasado, cuando los Dodgers -instalados en Ebbets Field, en Brooklyn, y validos del derribo de la barrera racial- armaron un trabuco en el cual -entre otros- se juntaban Jackie Robinson, Don Newcombe y Roy Campanella con Pee Wee Reese, Duke Sinder y Carl Furillo, para enfrentar el viejo poderío de los Yankees.
Fue lo que viejos aficionados -que abundan en los estadios de grandes ligas- revivieron el miércoles con el doble juego que inició los interligas y congregó más de 41 mil en el Yankee Stadium. No importa que los Mulos, azotados por las lesiones, hayan caído al tercer lugar del Este de la Americana, 3 juegos y medio por detrás de Boston. Ni que los Dodgeres marchen últimos en el Oeste de la Nacional, a 8 de la punta.
Lo interesante es que volvía la rivalidad. Los nuevos peloteros también se empeñan en seguir la tradición y lo toman como una ocasión especial. Pero ahora, para quienes gustan del beisbol en la Gran Manzana surgía además un atractivo muy particular: la presencia del jugador que está causando más ruido en los últimos días, Yaciel Puig.
Se trata de alguien fuera de lo común, como lo ha demostrado ya con herramientas fundamentales como bateo, velocidad y brazo. Además, nacido en Cuba, lo que representa inquietud aparte, pues de allí siempre ha llegado muy buena calidad en todos los órdenes del juego. Para el jugador, el mejor escenario.
Ahí lo tienen
Puig no tardó en complacer a los neoyorquinos. En el primer juego conectó 2 hits en 5 turnos, incluido su tercer doblete. No obstante, su labor, ni los cuatro imparables de Hanley Ramírez pudieron parar a los Yankees, que se colaron por cuatro errores para, detrás del pitcheo de Hiroki Kuroda, pegar primero, 6-4, con cierre de Mariano Rivera en su salvamento número 25.
Pero no pudieron pegar dos veces. En el segundo juego, Chris Capuano reapareció en la lomita de los Dodgers para un trabajo de solo 3 imparables (uno solo fuera del cuadro) y sin carreras en 6 entradas, complementado por su tocayo Withrow y Brandon Legue para combinarse en un blanqueo de 6-0. Nada pudieron Phil Hughes y Adam Warren, castigados con una docena de imparables que desde el inicio pusieron el juego en los registros angelinos.
¿Y Puig? Comiéndose la Gran Manzana. En el primer inning dio una muestra de habilidad y rapidez con un toque perfecto que sorprendió a todos y dejó la pelota en el guante del antesalista, anotando una de las dos primeras carreras.
En el cuarto parecieron cobrarle la «afrenta» con un pelotazo que le puso en la inicial…y entonces robó la segunda base, para pisar la goma de nuevo con sencillo de bate quebrado de Ramírez. Y en el séptimo remató enseñando que también tiene poder, al enviar a las gradas de la derecha el primer lanzamiento de Warren, para su quinto cuadrangular.
El resumen de la jornada, 4 hits, 4 carreras anotadas y 1 empujada, con cuadrangular, doblete y robo. Con esos imparables (batea para .474) llegó a 27 en sus primeros 15 juegos, una ofensiva que -precisa el comentarista Ken Gurnier en la página web de la MLB- le igualó con Joe DiMaggio, el famoso «Yankee Clipper» y con Terry Pendleton. Solo Irv Waldron (en 1901) y Bob Hart (2003) han logrado más, 28.
Ya en el Este conocen de su capacidad. De que, sin duda, se está frente a un pelotero llamado a hacer historia.
Armando Naranjo
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AP / Keith Srakocic