Inflación y escasez marcan la hora. Las razones son múltiples, pero en el centro está la baja productividad. De esta situación se responsabiliza al “modelo”, es decir, al carácter mixto de nuestra economía, con un importante sector público y un conjunto de regulaciones. Ahora bien, ¿será cierto que no puede haber un sistema a la vez mixto y productivo? ¿La economía sólo funciona si todas las empresas son privadas y las regulaciones son mínimas? En realidad, y en sana lógica, esta es una visión extremista.
Ya se sabe que la baja productividad de las empresas del Estado se debe a la ineficiencia y al burocratismo. El objetivo sería alcanzar eficiencia y no privatizar esta parte de nuestra economía. Por otro lado, habría que indagar por qué el sector privado, que representa 70% del PIB, tiene una baja productividad. Las dos respuestas más importantes que se dan son el rezago en la revisión de precios y el retraso en la entrega de divisas. Ahora bien, ni el retraso ni el rezago son intrínsecos al modelo. El Gobierno puede corregir estos errores. En relación a otros aspectos, como las expropiaciones, pudiera establecerse un compromiso, sin modificar el modelo.
Sin embargo, hay otras variables de las que poco se habla. Una de ellas es la presión sobre el precio del dólar por “la necesidad” de los empresarios de convertir sus dividendos en divisas. No sólo los insumos y las maquinarias están estimados en dólares, sino que las ganancias y dividendos también son calculados de la misma manera. Esto genera una demanda de dólares que representa la principal presión sobre el dólar paralelo. Si no los obtienen vía Sitme o Sicad, miles de comerciantes, proveedores y dueños de industrias, grandes y pequeñas, se van al mercado negro.
Las divisas alcanzan para importaciones y costos de reposición, ese no es el principal problema. Pero faltan para la expatriación de los dividendos del empresariado nacional. Para que el modelo mixto funcione, tendría que negociarse con los representantes de las compañías privadas la fuga de estos capitales (que no están destinados a importaciones). Habría que estudiar un monto para este destino y al mismo tiempo crear alternativas de inversión de esos recursos dentro del país. Al mismo tiempo se debe adoptar un esquema de cambio flexible, con ajustes permanentes de la tasa de cambio.
El otro cuestionamiento que se hace al modelo, de manera disimulada, es lo relacionado con los derechos laborales. La disminución de la jornada de trabajo a ocho horas representa una baja de la tasa de ganancia. Su extensión siempre ha dependido de la correlación de fuerzas. El eterno forcejeo entre capital y trabajo. Por eso la ofensiva mediática contra la Lottt. Es un punto donde “el modelo” no puede ceder. Lo extraño es que el movimiento obrero permanece pasivo frente a la arremetida
El modelo mixto de economía puede tener larga vida, si se hacen las correcciones necesarias y se llega a ciertos compromisos. Las alternativas son el programa neoliberal o la nacionalización masiva de empresas. Ninguna de las dos opciones luce viable ni deseable.
Leopoldo Puchi