De acuerdo a los teóricos, Marx entre ellos, el socialismo sería el reino de la abundancia y la libertad, de allí que no entendemos estos “socialismos” que lo que terminan generando es tiranías personales, gobiernos corruptos e ineficaces y una gran abundancia de miseria y escasez. Todo lo anterior viene al caso por la experiencia traumática que estamos viviendo la mayoría de los venezolanos sometidos a una fracasada política económica y a una larga, ya demasiado larga, inflación acompañada con la inevitable escasez. A pesar de la propaganda oficial la escasez no la produce ni el Imperio, ni los empresarios, ni la oposición, sino una equivocada y errónea política que confunde economía con ideología.
En otro orden de ideas en nuestro país casi todo, por no decir todo, ha sido “racionado” empezando por la palabra, reducida a un lenguaje degradado y envenenado. Igualmente ha sido racionada la vida con la terrible inseguridad que nos amenaza todos los días y cobra miles de víctimas infortunadas. Asimismo ha sido racionada la libertad de pensamiento y expresión. Opinar es peligroso y delictivo si el régimen se siente aludido y amenazado. Se ha “racionado” la libertad individual y el derecho de propiedad sometido a la arbitrariedad de los amos del poder y a la discrecionalidad de tribunales, fiscalías y otros órganos del poder público. Se han “racionado” los diversos servicios: desde hace mucho tiempo los venezolanos hemos conocido y vivido penosamente el racionamiento del agua, de la electricidad y el mal servicio de las comunicaciones en todo sentido; y por último ha llegado, por ahora, el racionamiento que más nos afecta en el día a día, el de los alimentos de consumo masivo.
En Venezuela se ha impuesto el racionamiento porque la incapacidad y la corrupción se han convertido en el modelo gerencial-administrativo de este gobierno, que ha dividido a los venezolanos y que llegó a racionar también el trabajo cuando impuso las nefastas “listas” que en la práctica nos convertían a millones de personas en ciudadanos de segunda o no-ciudadanos, al negar derechos fundamentales como el trabajo.
El racionamiento es el fracaso del llamado “socialismo del siglo XXI” y el éxito del llamado modelo cubano, país sometido a una férrea dictadura y cuyo mayor éxito económico fue la famosa cartilla de racionamiento, verdadera expresión de un gobierno que cultivó el poder personal hasta la idolatría y olvidó el deber elemental de todo gobierno que es la libertad y el bienestar de sus ciudadanos.
Ángel Lombardi