Se casó con tan solo 22 años, y desde entonces su familia y ganas «de echar pa’ lante» la motivaron a trabajar
Para Corteza Olivera el trabajo dentro del hogar representó una de sus principales metas, ya que desde que contrajo nupcias con su actual esposo, se dedicó de lleno a su familia, sin embargo, no se quedó de brazos cruzados, ya que se las ingenió para contar con un ingreso extra.
Es así como Olivera, decide vender chucherías en su vivienda, ya que así se mantendría trabajando y lo mejor de todo cerca de sus hijos, al comienzo las ventas eran bajas y el local muy pequeño, sin embargo, con el pasar del tiempo fue creciendo, y a esto se sumo su habilidad por hacer tortas, por lo que sus creaciones caceras se convirtieron en las más solicitadas del sector dos de Trapichito, en Guarenas.
Ya que su esposo trabajaba en Caracas, esto le permitía estar al tanto de las necesidades de su hogar y las de su familia. Actualmente esta guarenera cuenta con la independencia de sus cuatro hijos, sin embargo la menor de ellos, distribuye su tiempo en el cuidado de niño, por lo que «de vez en cuando le presta una ayudadita».
«Cuando los niños están en la casa para mi es una satisfacción muy grande por que son la alegría de aquí, durante los fines de semana hacen falta», expresó la señora Corteza con felicidad en su rostro, ya que para ella los niños son muy especiales.
Corteza destaca que su madre murió cuando ella era muy joven por lo que decidió encargarse de la crianza de su hermano menor, actualmente es él quien la ayuda en su negocio, por lo que lo describe como una muy buena ayuda para sus labores.
Esta guarenera trabajadora no dejó de hacer un llamado a aquellas mujeres que se encargan a diario de las tareas del hogar, invitándolas a ser siempre emprendedoras y trabajadoras, ya que éste es el mejor ejemplo que le da cada día a sus hijos,
Dignora Zea Fernández
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