Tras su condena a cadena perpetua por matar a 29 pacientes, Stephan Letter pasó a ser conocido como el mayor asesinato en serie de Alemania desde que acabó la II Guerra Mundial
“Sí, maté a mis pacientes, pero por compasión. Sabía que estaba violando las leyes, pero pensaba que en el fondo estaba haciendo lo correcto”. Con estas palabras el asesino en serie alemán Stephan Letter se defendió durante su primer día de juicio después de ser detenido en el 2004.
Stephan Letter fue un conocido enfermero del hospital Sonthofen en los Alpes bávaros, al sur de Alemania, que asesinó a 29 pacientes en tan sólo 17 meses y fue arrestado luego de que el personal del centro de salud notara que faltaban muchas drogas de uso delicado en el almacén de medicinas.
La verdad es que, era ya casi un ritual que Stephan Letter se acercara con rostro compungido a los familiares del paciente y les anunciara su fallecimiento. Uno tras otro, hasta un total de 29, sin embargo, lo que no sabían los conmocionados parientes es que, en este caso, el culpable de las muertes era el mismo mensajero. Letter, de 26 años, los mató a todos, con una inyección que contenía un coctel fatal.
Los hechos ocurrieron entre los años 2003 y 2004. Las víctimas morían prácticamente sin dolor y el amable enfermero Letter les cerraba los ojos con una sonrisa. De ahí que la prensa alemana de aquel momento le haya bautizado como “el ángel de la muerte”.
Letter se convirtió en una versión moderna de los enfermeros y enfermeras que, a principios del siglo pasado, sembraron terror en varios hospitales de Europa al decidir, por sí mismos, el destino de sus pacientes, acabando con la vida de ancianos, adultos y hasta de bebés recién nacidos.
El homicida
Stephan Letter nace en el mes de septiembre de 1978 en Baviera, Alemania. Según algunos investigadores policiales, desde pequeño, este sujeto tuvo una extraña relación con el mundo médico, ya que su madre estaba convencida de que sufría alguna minusvalía y le sometió a todo tipo de exámenes y pruebas en los más variados centros médicos.
De adulto, Letter pesaba más de 145 kilos, lo que generaba fuertes complejos en él y lo llevó a sufrir de una baja autoestima y triste autocompasión, que suelen ser comunes en los asesinos en serie.
Tras su forzada relación con el mundo médico en la infancia, no era de extrañar que Letter estudiara Enfermería. En el 2003, cuando tenía 25 años de edad, comienza a trabajar en el hospital de Sonthofen, en los Alpes bávaros y al poco tiempo, empieza a inyectar medicamentos a sus pacientes para provocarles la muerte, según sus propias palabras, “por compasión”.
Y es que, definitivamente, algo debía estar pasando en el hospital de Sonthofen para que no sólo ancianos de 94 años murieran repentinamente, sino también pacientes de 40 años. Se halló entonces una explicación: una inyección en cada cuerpo con una mezcla de tranquilizantes, en especial valium y de anestésicos, junto a un relajante muscular.
Sumado a estos hechos, empezaron a faltar medicamentos en el almacén de nosocomio, por lo que el personal directivo del centro de salud puso en alerta a las autoridades. Después de una intensa y rápida investigación realizada por la policía de Kempten, Stephan Letter fue arrestado cuando tenía 26 años de edad, ya que encontraron en su casa parte de las medicinas desaparecidas.
¿Buenas intenciones?
Durante el juicio en su contra, Sthepan Letter reconoció todos sus crímenes, alegando que lo había hecho por mera compasión a sus angustiosas víctimas, quienes se encontraban en estado extremadamente grave e irreversible, por lo que él había decidido aliviarles el sufrimiento.
El argumento y defensa de Letter fue rápidamente descartado, pues muchos de los pacientes que el sujeto mató no estaban ni siquiera delicados de salud. Como prueba en su contra testificó una soldado del ejército alemán, quien había ido al hospital tras romperse una pierna y declaró que Letter intentó inyectarle una medicina que el doctor no le había recetado, pero que gracias a que entró otro enfermero al cuarto, el homicida no logró inyectarle la droga.
Otro caso que desmanteló las “buenas intenciones” de Letter fue un paciente que, un día antes de ser atacado por Letter, estaba a punto de ser dado de alta y se dedicaba a hacer proyectos con su familia para poder irse de vacaciones, sin embargo, amaneció muerto tras la aparición del enfermero con su inyección letal.
Stephan Letter podría haber matado a más inocentes, ya que atendió a 81 personas en el escaso año y medio que estuvo en el hospital, sin embargo, sólo se pudieron exhumar y analizar 42 cadáveres, ya que los demás fueron incinerados. Finalmente, Letter fue sentenciado por la muerte de 29 de sus pacientes y condenado a cadena perpetua.
“¡Quería salvar a mis pacientes!”
“Es cierto que mis acciones no pueden ser justificadas bajo ninguna circunstancia, pero crean mi sincera explicación. Quería salvar a mis pacientes del sufrimiento y liberarles de la desesperación.”, aseguró Sthepan Letter durante el juicio, con la misma amabilidad con la que trabajó en el hospital y gracias a la cual nunca hizo levantar sospecha alguna entre sus colegas
Edda Pujadas
Twitter: @epujadas