Musa de un sinnúmero de pintores que ven en su curvas y profundidades un reto para plasmar en sus lienzos, inspiración para famosas canciones e iluminación para las letras de incontables poetas y escritores; El Ávila es, sin lugar a dudas, el más representativo símbolo de la capital venezolana, así como el mayor orgullo de un buen caraqueño.
Y es que más allá de ser un lugar natural para el disfrute, esta montaña representa un emblema citadino, que ha estimulado obras como las de los artistas plásticos Manuel Cabré y José Campos Biscardi, o la reconocía melodía «Canto al Ávila» del conocido cantautor Ilán Chester. Además de una gran variedad de leyendas que hacen sus verdes profundidades curiosas e intrigantes.
Su nombre oficial es Parque Nacional Waraira Repano, título otorgado en honor los indígenas Caribe -habitantes originales del valle de Caracas- que lo llamaban de esta forma en su lengua natal y que se traduce en español como «Sierra Grande», aunque muchos aseguran que el vocablo correcto era wariarepano que significa “lugar de las dantas”, debido a la gran cantidad de estos mamíferos que allí habitaban.
No obstante, son diversos los calificativos que se usan para referirse a este gigante, muchos de ellos creados en base al sentimiento amor y respeto que la montaña genera entre sus admiradores, por lo que algunos no dudan en bautizarlo como un “pulmón vegetal”, “el guardián de la ciudad”, entre otros.
Turismo natural
El cerro, situado al Norte de Caracas, separa a la ciudad del estado Vargas y el mar, por lo que se ha convertido en un punto de orientación cardinal. Además, es ideal para el turismo ecológico y cultural, sobretodo para la relajación y el ejercicio, dado a que su vasto territorio tiene entradas demarcadas por los guardaparques, ubicadas en diferentes puntos de la ciudad, permitiendo su fácil acceso y una gran variedad de actividades.
El Ávila es en un espacio que esconde esperanza y magia en su verde espesor, una referencia obligada de la capital, un lugar para conocer, enamorarse y una razón más para adorar las bellezas naturales que ofrece nuestro país.
Para el disfrute
El Ávila ofrece una gran variedad de lugares para el esparcimiento y turismo, entre ellas destacan las siguientes:
Teleférico Warairarepano o también conocido como Ávila Mágica, traslada a los visitantes hasta la cúspide de la montaña donde hay un paseo con diversos locales gastronomitos y hasta una pista de hielo para patinar.
Centro Recreativo Los Venados: cuenta con un área para acampar, campo de Canoping, auditorio, biblioteca, capilla, cafetín y dormitorios colectivos. Se puede llegar en jeep desde la entrada de Cotiza.
Cueva de los Palmeros: ingreso por Sabas Nieves-Altamira. En este lugar los en Semana Santa recolectan las palmas que son bendecidas cada Domingo de Ramos.
Galipán: Aquí se puede disfrutar de una gran variedad de ofertas gastronómicas, venta de flores y artesanía. Se puede llegar tomando el teleférico y luego un jeep, o subir directamente en jeep desde Cotiza o Macuto (Vargas).
Mausoleo del Dr. Knoche: En este lugar se encuentran las ruinas de lo que fue la casa y laboratorio del Dr. Gottfried Knoche, un médico de origen alemán conocido por inventar un líquido embalsamador con el que momificó a familiares e incluso a sí mismo. El recorrido hacia este mausoleo inicia en San José de Galipán.
La historia de Pacheco
Cuando a la capital llega el frío invernal, siempre se escucha decir “ya bajó Pacheco”. Esta particular frase, que ha calado en la cultura citadina, hace alusión a la historia de un floricultor galipanero que vivía de la época de Caracas “de los techos rojos”. Todos los diciembres, Pacheco llegaba a la plaza Bolívar para vender sus flores. Al ser muy popular, la gente comenzó a asociar la llegada del vendedor con la época más fría del año.
Anabel Barrios Díaz
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