Cuando me ha tocado viajar por otros países del mundo y he visitado los sitios turísticos que existen en ellos y las infraestructuras que alrededor de estos se han construido me he puesto a meditar sobre las potencialidades que tiene Venezuela y que en muchos casos superan ampliamente la de los países a que me refiero.
En Venezuela existen playas envidiables en aguas calidas que bien quisieran tener la Riviera francesa o el sur de España, montañas en los Andes que te transportan a cualquier paisaje Noruego, los medanos de Coro, los llanos, selvas, ríos y reservas milenarias como el Salto del Ángel, además de múltiples atracciones folklóricas que no han sido aprovechadas.
Todas ellas pudieran encarnar 47 razones para enamorarse de Venezuela, pero necesitamos vestirlas con sus mejores galas, rodearlas de hoteles, mantenerlas con programas de conservación ambiental y crear conciencia de lo que el turismo puede representar para la economía del país.
Por esta razón seleccionamos este tema con motivo del 47º aniversario de nuestro diario, para llamar la atención sobre una actividad que puede salvar al país.
Es necesario lograr fuentes alternas al ingreso petrolero para mejorar nuestra economía y el turismo puede ser una de ellas, ya que no sólo generaría divisas, sino fuentes de empleo e ingresos fiscales.
Es hora de dejar la actitud pacata que hemos tenido frente al turismo, es la hora de desarrollarlo, vender la imagen positiva del país y sus encantos. Juntos podemos lograrlo.
José Materán Tulene
Editor