Sólo en democracia hay gobierno en la calle. En las dictaduras y demás cosas nefastas que se les parezcan sólo hay gobierno en la calle, esbirros y matones en la calle. Las autocracias y demás formas autoritarias necesitan que imperen el miedo y el temor, y que las gentes -que no los ciudadanos, clamen desesperados, ¿y dónde están los policías o los soldados?, ¿Dios, van a dejar que nos maten o roben?
Gobierno en la calle, lo que sólo ocurre en democracia y cuando son protegidos los derechos humanos fundamentales, es presencia y funcionamiento rutinario y formal de los servicios públicos doquiera se encuentre el ciudadano. Si hay servicios de aseo urbano y operan los camiones recolectores de la basura, entonces hay gobierno en la calle. Si hay seguridad ciudadana y personal, y patrullas civiles y agentes policiales respetuosos de la Ley, brindando protección a personas y bienes, ahí hay gobierno en la calle.
Hay gobierno de calle, muy propio de regímenes militaristas y antidemocráticos, cuando impera la anomia y el caos, casi siempre inducidos desde las altas esferas de mando. Cuando las autoridades legítimas apenas se ven en arbitrarias cadenas de radio y televisión, en marchas o actos públicos masivos de proselitismo, profiriendo «malandradas», es decir, amenazas, groserías y procacidades, cual demostración de irrespeto y desprecio al ciudadano, pretextando siempre mandar pero sin gobernar.
¿Que por qué tanta carga? Con impotencia y rabia escribimos estas ideas al ver, con demasiada frecuencia, como en las calles de Caracas, o de Río Chico u Ocumare del Tuy, y Venezuela en general, el verdadero gobierno de calle, el malandraje de calle, al violento social agrediendo con impunidad a personas en medio de la calle, sabedor éste de que nada podrá ocurrirle que le implique un castigo institucional. A lo sumo podrá correr el riesgo de que una poblada lo atrape y termine -al mejor estilo de Fuente Ovejuna- linchándole en el medio de la calle. Lo cual ya ha ocurrido en nuestro país por estos infaustos días, según han registrado los medios en El Tuy, Miranda, en los barrios de La Vega, en Caracas.
Por quítame esta paja, en lenguaje doméstico local, un individuo golpea a una persona, la que se desploma inerme en el suelo, y ésta yace indefensa ante la mirada atónita de los transeúntes. Transcurrido poco más de una hora, probablemente más, y, a pesar de ocurrir el hecho en una calle principalísima y de profusa circulación de vehículos y peatones, nunca llegó el auxilio en fermeril, ni el auxilio policial o militar, no hubo bomberos ni protección civil, la autoridad de tránsito ausente. Infructuosas fueron las llamadas de algunos sensibilizados al Servicio de Emergencias 171. ¡Cómo se nota la ausencia de gobierno en la calle!, ¡Cómo manda e impera el gobierno de calle!
Hernán Papaterra
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