A diferencia del programa de ESPN “Hablemos de Futbol”, miles de brasileños se han manifestado de diversas formas un mensaje común: “Podemos prescindir de la Copa Confederaciones y del Mundial 2014, pero no de transportes, escuelas y hospitales dignos”, y no desean hablar de ese deporte, sino sobre el alza de precios de pasajes (cuestión ya solucionada); el excesivo gasto público para la construcción y ampliación de estadios de futbol y de la corrupción durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), con Lula y con Dilma Rousseff.
Mientras Pelé, algo fuera de contacto con el fenómeno de estas protestas, pidió a las multitudes que descarguen sus frustraciones apoyando la selección durante la Copa Confederaciones, otros futbolistas de activos y retirados, comprendiendo la razones de las manifestaciones, están demostrando que si bien, en Brasil el futbol corre en las venas de sus ciudadanos, no sustituye a las necesidades básicas.
Rivaldo, el gran ex delantero del Barcelona F.C, ha declarado que “es una vergüenza estar gastando tanto dinero para este Mundial y dejar los hospitales y escuelas en condiciones precarias», y justifico su malestar aludiendo a su propia biografía: «Necesitaba desahogarme, pues ya fui pobre y sentí en la piel la dificultad de estudiar en una escuela pública y no tener un buen servicio de salud”. También Neymar ha demostrado que su madurez humana tal vez sea mayor que la futbolística: «Mis padres trabajaron mucho para poder ofrecerme a mí y mi hermana un mínimo de calidad de vida… Hoy, gracias al éxito que ustedes me proporcionan, podría parecer demagógico por mi parte –pero no lo es– levantar la bandera de las manifestaciones que recorren todo Brasil»- y agregó -«¡…quiero un Brasil más justo, más seguro, más saludable y más honesto! También se han expresado varios compañeros de la selección como Hulk, quien escribió en la red: “La gente de Brasil necesita mejoras” y David Luiz: “Me parece bien que la gente proteste por sus derechos”.
Mientras el supuesto “milagro brasileño” se esfuma, repentinamente y en pocos días ha surgido un grave problema de gobernabilidad para el gobierno (aunándose a la crisis de los modelos capitalistas de bienestar europeos y al chileno: al más liberal norteamericano, y a los populistas de Venezuela, Bolivia, Argentina, etc.), las grandes mayorías brasileñas le dicen a sus gobiernos municipales, federales y al central, que no quieren hablar de futbol, sino de su nivel de vida.
Ariel Segal