«El Gobierno Nacional ha jugado un rol ambiguo en la materia: en 2001 el Presidente de la República se comprometió a construir el anhelado parque; para ello se prohibió su uso a las aeronaves privadas y se ofreció también trasladar a otros aeropuertos las militares y gubernamentales, cosa que 12 años después aún no ha ocurrido: el aeropuerto sigue funcionando pero con un uso aún más exclusivo que en el pasado. Para remate, en 2002 el aeropuerto y sus zonas aledañas fueron declarados Área de Seguridad por Decreto Presidencial N° 1.969 afectando un total de 375,6 hectáreas, es decir más de 3 veces la superficie ocupada por la Base Aérea». aseguró Negrón.
«No obstante, en 2008, a través del Ministerio de Ciencia y Tecnología pero a espaldas de los gobiernos y las comunidades locales, se decidió contratar el Plan Maestro del parque que, de acuerdo a declaraciones a la prensa de la representante de la empresa responsable (febrero de 2009) sólo esperaba la firma del Presidente de la República para que se procediera al inicio de obras. A partir de entonces no se volvió a saber nada de dicho plan pero se creó, en cambio, un absurdo Ministerio para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas que pretende intervenir en la ciudad de manera independiente, interfiriendo en las competencias de los gobiernos locales y actuando a través de la Fundación Oficina Presidencial de Planes y Proyectos Especiales para Caracas (FOPPPEC), a la cual se habría asignado la responsabilidad de formular otro proyecto para el Parque de La Carlota. Aunque este proyecto no existe o, en el mejor de los casos, se mantiene en el más absoluto secreto, sus supuestos responsables han hablado de localizar una pista de automovilismo para competencias de Fórmula 1 en ese mismo espacio, en el cual además se han instalado cementeras y ensambladoras de teléfonos celulares y computadoras y se habla de levantar edificaciones para la aledaña Universidad Experimental de la Fuerza Armada. Todo ello, hay que insistir, sin siquiera el esbozo de plan que dé un mínimo de orden a tan contradictorias iniciativas: pareciera que La Carlota se hubiera convertido en ese “cuarto de los corotos” donde algunas familias van metiendo todas las cosas que no encuentran acomodo en el resto de la casa», aseveró Negrón.
Finalmente, Negrón hizo un llamado a investigar la nueva iniciativa presentada por el ministro Sesto. «Tardíamente, sin consultar a los vecinos ni a los gobiernos locales concernidos, cuando ya el Concurso convocado por la Alcaldía entraba en su fase final, el Ejecutivo Nacional lanza un concurso para desarrollar, en el ángulo suroeste de La Carlota, el anteproyecto de un Complejo Ferial; una actividad cuya localización en un punto tan comprometido de la ciudad es difícil de justificar y que no se inscribe en plan alguno. Si algo se justifica investigar es esta iniciativa, que implica un compromiso urbanístico y financiero de gran envergadura, interfiriendo en las competencias de los gobiernos locales y que carece de garantías respecto a sus resultados», finalizó.
«El Gobierno Nacional ha jugado un rol ambiguo en la materia: en 2001 el Presidente de la República se comprometió a construir el anhelado parque; para ello se prohibió su uso a las aeronaves privadas y se ofreció también trasladar a otros aeropuertos las militares y gubernamentales, cosa que 12 años después aún no ha ocurrido: el aeropuerto sigue funcionando pero con un uso aún más exclusivo que en el pasado. Para remate, en 2002 el aeropuerto y sus zonas aledañas fueron declarados Área de Seguridad por Decreto Presidencial N° 1.969 afectando un total de 375,6 hectáreas, es decir más de 3 veces la superficie ocupada por la Base Aérea». aseguró Negrón.
«No obstante, en 2008, a través del Ministerio de Ciencia y Tecnología pero a espaldas de los gobiernos y las comunidades locales, se decidió contratar el Plan Maestro del parque que, de acuerdo a declaraciones a la prensa de la representante de la empresa responsable (febrero de 2009) sólo esperaba la firma del Presidente de la República para que se procediera al inicio de obras. A partir de entonces no se volvió a saber nada de dicho plan pero se creó, en cambio, un absurdo Ministerio para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas que pretende intervenir en la ciudad de manera independiente, interfiriendo en las competencias de los gobiernos locales y actuando a través de la Fundación Oficina Presidencial de Planes y Proyectos Especiales para Caracas (FOPPPEC), a la cual se habría asignado la responsabilidad de formular otro proyecto para el Parque de La Carlota. Aunque este proyecto no existe o, en el mejor de los casos, se mantiene en el más absoluto secreto, sus supuestos responsables han hablado de localizar una pista de automovilismo para competencias de Fórmula 1 en ese mismo espacio, en el cual además se han instalado cementeras y ensambladoras de teléfonos celulares y computadoras y se habla de levantar edificaciones para la aledaña Universidad Experimental de la Fuerza Armada. Todo ello, hay que insistir, sin siquiera el esbozo de plan que dé un mínimo de orden a tan contradictorias iniciativas: pareciera que La Carlota se hubiera convertido en ese “cuarto de los corotos” donde algunas familias van metiendo todas las cosas que no encuentran acomodo en el resto de la casa», aseveró Negrón.
Finalmente, Negrón hizo un llamado a investigar la nueva iniciativa presentada por el ministro Sesto. «Tardíamente, sin consultar a los vecinos ni a los gobiernos locales concernidos, cuando ya el Concurso convocado por la Alcaldía entraba en su fase final, el Ejecutivo Nacional lanza un concurso para desarrollar, en el ángulo suroeste de La Carlota, el anteproyecto de un Complejo Ferial; una actividad cuya localización en un punto tan comprometido de la ciudad es difícil de justificar y que no se inscribe en plan alguno. Si algo se justifica investigar es esta iniciativa, que implica un compromiso urbanístico y financiero de gran envergadura, interfiriendo en las competencias de los gobiernos locales y que carece de garantías respecto a sus resultados», finalizó.
