Ronald Quintero, de 24 años, y Bracesco Montereyes de 25, murieron a consecuencia de numerosos impactos de bala que recibieron cuando iban por la calle El Cristo en Los Magallanes de Catia, la madrugada del domingo cuando salían de una celebración
Caracas, (Especial/AA). Una cámara de circuito cerrado grabó el momento en que motorizados disparaban contra el vehículo Toyota New Sensation donde viajaban Ronald Quintero, de 24 años de edad y Bracesco Montereyes, de 25 años. Ambos amigos murieron a consecuencia de los impactos que recibieron cuando iban en el carro por la calle El Cristo en Los Magallanes de Catia, la madrugada del domingo cuando salían de una fiesta de santeros.
Las víctimas abordaron el vehículo para llevar a dos amigas hacia sus residencias. En la calle El Cristo una pareja de motorizados les cercó el paso y abrió fuego contra el Toyota. Los dos amigos fueron heridos a tiros y una de las mujeres que los acompañaban también.
Este lunes, los deudos de Ronald Quintero dijeron que el muchacho era estudiante y vivía en el kilómetro 8 de El Junquito. El carro donde viajaban era suyo. Aseguraron que recibió unos 14 disparos y que murió en el sitio.
A Bracesco Montereyes lo trasladaron hasta el Periférico de Catia y de ahí al hospital de Los Magallanes. Tenía una herida por arma de fuego en la cabeza con salida en la región frontal. Aunque sus padres hicieron lo posible por llevarlo a una clínica privada no consiguieron una ambulancia. Murió la noche del domingo y este lunes su cadáver fue ingresado a la morgue de Bello Monte.
Montereyes era estudiante de Administración en el Instituto Américo Vespucio y desde hace cinco año laboraba como analista de finanzas en una empresa. El joven tenía poco tiempo practicando la santería. Se inició en la religión conducido por su amigo Ronald Quintero.
Familiares de Brancesco contaron que el joven estaba muy afectado porque había sufrido robos frecuentemente. Hace dos años fue herido en una pierna durante un intento de robo y en diciembre pasado sufrió otra arremetida del hampa a la cual opuso resistencia sin consecuencias que lamentar.
A consecuencia de esos asaltos, decidió buscar protección espiritual orientado por su amigo, pero ambos fueron asesinados. El muchacho era padre de un niño de 9 años y vivía en el kilómetro 4 de El Junquito.