“Las cifras de inflación de junio de 4,7% durante julio reflejan el fracaso de la política económica, especialmente la de los controles de precios y de cambio”, así lo expresó el coordinador del área económica de la Unidad, José Guerra, al tiempo que afirmó que ambos controles están agotados y son incapaces de contener las presiones inflacionarias de la economía.
“Con una tasa de inflación de 4,7% en junio de 2013, que traduce en un alza de precios de 39,6% anual, es claro que el poder adquisitivo de los salarios va a disminuir en 2013. Sin dudas que el aumento salarial decretado por el gobierno y pagado en dos partes es absolutamente insuficiente para compensar a los trabajadores por el alto costo de los bienes y servicios que consumen quienes viven de una salario, pensión o jubilación”, señaló.
Guerra resaltó que la inflación en el renglón alimentos experimentó un aumento de 57,4%, y precisó que los estratos más pobres de la población, aquellos que devengan hasta dos salarios mínimos, dedican más de 40% de su ingreso a la compra de alimentos. “A quien más afecta la inflación es a los pobres”, sentenció.
Apuntó que dicha afirmación es corroborada por las cifras del BCV, que indican que el estrato I de la población sufrió una inflación de 42,7% entre junio de 2013 y junio de 2012, muy superior al promedio nacional, el cual se ubicó en 39,6%. Ello sugiere que la inflación está diluyendo el salario de los sectores más pobres de la población. Algo similar a lo que sucede con los pensionados y jubilados, que al devengar salario mínimo, han visto contraerse su poder adquisitivo.