Urgencias son atendidas de acuerdo a una lista de espera
A pesar de encontrarse en delicado estado de salud, los pacientes que acuden al Hospital Miguel Pérez Carreño, ubicado en la parroquia La Yaguara, al Oeste de Caracas, han preferido regresarse a sus hogares o trasladarse a otros centros, dado que la falta de especialistas, camas e insumos para ser atendidos, convierten su paso por ese nosocomio en una pesadilla.
Un mes o dos meses en el área de Observación, es el tiempo de duración que acostumbran lidiar los enfermos esperando ser vistos por un experto, que en muchas ocasiones atiende otras casos, sin mencionar que todas aquellas personas que requieren ser intervenidas urgentemente, están obligadas a esperar su turno, a través de una lista de espera.
Ana Flores, de 69 años, reveló que su hijo tiene al menos dos meses en Observación, por lo que cada día aumenta su angustia. “Sólo escucho decir que realizarán dos operaciones al día, ya que la multitud de pacientes que acude a este lugar supera la cantidad de galenos disponibles, pero nunca me dicen cuando le toca a mi hijo, ni siquiera hay una curita para un herido”.
Únicamente existe una área de Triaje, que en la actualidad se encuentra abarrotada, pero lo peor de todo, asegura Flores, es que el lugar es tan deprimente, que “la inseguridad se pasea por los pasillos y los cuerpos policiales se hacen los locos, de hecho, no he visto que hagan algo para controlarlo, a fin de garantizar tranquilidad y un óptimo cuidado a los pacientes”.
“Caótica situación”
Testimonio que corroboró, Marta Pulido, que desde hace dos semanas está durmiendo en las afueras de Sala de Emergencia, esperando que operen a su hermano, ya que asegura que les imposible pernoctar dentro de estos espacios porque reina el hacinamiento.
“Los médicos asisten a los pacientes rodeados de sus familiares que a duras penas les permiten ejercer su trabajo y aunque el recinto se encuentre custodiando por militares, ingresan personas malas conductas que a pesar que no cometen ninguna infracción, mantienen una actitud amenazante”, se quejó.
La mujer aseguró que las condiciones deplorables en las que encuentra el recinto hospitalario cada día se agudizan, algunos colchones se encuentran sucios y en mal estado, igualmente el área para embarazada se muestra con manchas de sangre e insalubres. Tampoco hay espacio para más camas, dado que estas áreas cuentan con una capacidad de 40 literas y casi siempre permanecen llenas”.
Resaltó que la mayoría de las veces los medicamentos e insumos son comprados por los mismos enfermos, debido que el centro carece de ello, pues durante un recorrido por las instalaciones se pudo observar que algunos pacientes tiene un suero sostenido en alto por un pariente, o aguantándolos por sí mismo, también en los pasillos se ven pacientes unos a pie y otros sentados en el piso.
Maltratados
Las historias en relación a la pésima atención van y vienen y no sólo son comentadas por afectados, sino por sus familiares y trabajadores de limpieza, a quienes dirigen la rabia contándoles sus molestias. Entre los relatos se encuentra el Vianney González, quien denunció que un enfermero no quiso cambiarle el pañal a su padre, de 83 años, porque no estaba dentro de su horario de trabajo.
Otra historia es de la mujer que pidió una noche que le cambiaran la vía intravenosa porque en el lugar que la tenía se estaba hinchando el brazo y nunca fue asistida, sino en la mañana siguiente.
Las habituales reseñas describen, además, el maltrato de que son objeto las enfermos, las cuales, de acuerdo a los relatos, son rechazados por el personal médico
Mairy Chourio
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