Cuando hacemos memoria sobre los primeros años de la “Gran Solución para Caracas”, el recuerdo que vive en nuestros padres y abuelos, e incluso en quienes éramos sólo niños cuando inició su funcionamiento el Metro de Caracas, está ligada al orden, la eficiencia, puntualidad y limpieza que caracterizaron al sistema hasta hace algunos años.
Hasta hace algunos años, el caos y los problemas de la ciudad se quedaban en la superficie y al ingresar al Metro parecía que entrabamos a otra dimensión, donde la limpieza, la eficiencia y el respeto a las normas eran factores característicos.
Desde hace 14 años hemos observado el franco deterioro del Sistema, que lo ha llevado al colapso ante la imposibilidad de que los usuarios reciban un mejor servicio y ante la ausencia de alternativas reales, efectivas y eficientes del transporte público superficial.
Uno de los valores fundamentales de la excelencia del Metro de Caracas era el comportamiento de sus usuarios, el respeto a las normas para el buen uso de las instalaciones y trenes, lo que garantizaba la convivencia dentro del sistema. Pero esto ha desaparecido.
Hoy en día las principales características de los usuarios del sistema son los empujones para entrar a los vagones, el irrespeto a las normas de seguridad e higiene (el no cruzar la raya amarilla, o no ingerir alimentos en las instalaciones), la desidia y la violencia.
Y la pregunta que debemos hacernos es ¿dónde perdimos al usuario respetuoso? ¿Será que lo dejamos abandonado o estacionado en alguna de las escaleras mecánicas que tienen años sin funcionar?, o lo dejamos hundirse en la indolencia y la deshumanización que se apodera de nuestra sociedad.
Quienes recordamos al Metro y sus inicios sabemos la importancia y el alcance de las campañas de concientización que se llevaron adelante para que todos los que utilizaban el sistema tuvieran una conducta ejemplar. Pero ¿dónde se encuentran esas campañas de concientización? En la actualidad el Metro nos invade con campañas publicitarias o campañas progubernamentales y se olvida de recordar las normas básicas a los usuarios con estrategias efectivas, no podemos seguir esperando que la gente reaccione de la misma manera a las campañas de concientización, debemos modernizarlas y adaptarlas a la nueva realidad.
Hoy estamos convocando al cambio de conciencia en los usuarios, una transformación que sólo puede darse con la participación de todos, en lo individual y en lo colectivo. El cambio está en nuestras manos.
Alejandro Vivas