Para el gobierno todo aquel que demuestre tener liderazgo propio, que sea ejemplo de eficiencia, compromiso social e independencia se convierte en un enemigo potencial. En un país donde los liderazgos se endosan y las lealtades se compran, es delito que alguien se gane el afecto y reconocimiento del pueblo a fuerza de trabajo propio y constancia. Quien conoce a Richard Mardo sabe que representa un ejemplo de perseverancia, nadie le ha regalado nada, su disciplina por el trabajo la tiene desde que muy joven cuando se ganaba la vida como buhonero en el Bulevar Pérez Almarza de Maracay.
En su carrera política tampoco tiene deudas con nadie, comenzó escalando posiciones en Primero Justicia y luego logró la candidatura para la alcaldía de Girardot en 2008, donde perdió por un poco más de cien votos en unas cuestionadas elecciones. Hoy es diputado por el estado Aragua por reconocimiento popular, no llegó a su curul porque alguien le levantó la mano, llegó por su liderazgo.
El juicio contra Richard Mardo no es más que otra de las jugarretas a las que está acostumbrado Tareck El Aissami contra sus contrincantes políticos, así sacó del juego a Nixon Moreno cuando le ganó la Federación de Centros Universitarios de la Universidad de Los Andes. Esta proeza le permitió llegar a un viceministerio en principio y posteriormente a Ministro de Interior y Justicia, donde no acumuló logros, sino muertes producto de una pésima gestión.
Premiaron su ineficiencia nombrándolo candidato del PSUV a la gobernación del estado Aragua, en uno de los actos de paracaidismo político más penosos de la historia electoral venezolana. Allí hizo una campaña millonaria, forrando un estado que no lo conocía con su rostro, hasta tres vallas seguidas colocaba ¿Los fondos? Según el PSUV fue gracias a un par de rifas.
Comparar el importante para entender la situación actual, son dos formas de hacer política radicalmente distintas. Aquí no quedan dudas que la acción contra Mardo no es más que un juicio político contra quien se ha convertido en una clara amenaza para la hegemonía del PSUV en Aragua. El pueblo debe saber que a Mardo le cobran que hoy Maracay se haya consolidado como territorio democrático y que la oposición venga aumentando su votación en toda la entidad en los últimos años.
Ellos dicen que es corrupción entregar ayudas económicas a los más pobres de Aragua, logrando con poco lo que la gobernación no hace con mucho. Al menos que quieran redefinir la palabra corrupción y digan que abrirle los ojos al pueblo es “robarle” votos al PSUV. Que explique el gobierno como Didalco Bolívar fue acusado de corrupción y ahora es aliado de El Aissami, que expliquen como en el caso de los créditos indexados no hubo una investigación y quien estuvo en el Ministerio de Finanzas para la época fue gobernador del PSUV en Aragua hasta 2012. Que expliquen lo inexplicable.
En Venezuela está prohibido el financiamiento público a los partidos políticos, la manera de hacer política es producto de donaciones y ayudas que tienen un fin único: ayudar al pueblo. Dejar que consumen la persecución contra Richard Mardo es legitimar su nueva forma de hacer política, que en nada implica competir en elecciones democráticas, sino usar los tribunales del país para linchar políticamente a opositores. No vamos a permitir que triunfe la injusticia, no se equivoquen que Mardo no está solo, hoy más que nunca Mardo Somos Todos
Brian Fincheltub
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