La manifestación, elevada a Patrimonio Cultural de Miranda por el Consejo Legislativo, se realizó una vez más en honor a la Virgen del Carmen, Patrona de la Parroquia Bolivar
El pueblo mirandino de Araira no solo es reconocido por producir las más jugosas, dulces y mejores mandarinas del país, también un evento religioso da realce a esta localidad del municipio Zamora, ya que cada 21 de julio el fervor a la Virgen del Carmen, se transforma en una Alfombra de Flores, ícono cultural e incluso turístico, que gracias al colorido y exquisito aroma que impregnan miles de rosas, cayenas, orquídeas, crisantemos, aves del paraíso, nardos, e incluso frutas, engalanan cada año las calles con figuras e imágenes alegóricas que exaltan a la Madre de Dios.
Esta tradición se remonta a 1992, relata Samuel Berroterán, colaborador de la Sociedad de Nuestra Señora del Carmen y miembro activo de la Asociación Civil de Alfombras de Araira, quien explica que todo comenzó cuando un padre de origen peruano, llamado Humberto Delgado, asumió las riendas religiosas de la parroquia y propuso celebrar después del 16 de julio, Día de Nuestra Señora del Carmen, un evento que permitiera rendirle honor a la Santa Patrona. Costumbre que lleva más de dos décadas uniendo a las familias de Araira, en torno a la laboriosa tarea de diseñar y construir los tapices florales.
“El padre Delgado nos dijo que en su país natal todos los años colocan alfombras de flores en las calles para honrar al Santísimo Sacramento del Altar. A los vecinos le pareció buena idea y desde el 21 de julio de 1992 comenzamos la tradición. En esa primera edición solo se colocaron seis alfombras, sin embargo con el pasar de los años se fue incrementando la participación, hemos llegado a la colocar más de 100 alfombras. Cuando la imagen de Carmencita, engalanada con muchas flores y frutas, comienza a recorrer las alfombras, se siente una buena vibra y mucha alegría; la gente llora de la emoción y le lanzan pétalos de rosa”.
Berroterán dice que su fervor hacia esta tradición declarada en 2006 como Patrimonio Cultural de Miranda, inició cuando solo contaba con trece años Asegura que estos valores tradicionales se las inculca a su hijo; para garantizar que este culto católico permanezca en el tiempo y sea trasmitido de generación en generación. “Esta es una tradición que en Venezuela se ve únicamente en Araira y por eso debemos sentirnos orgullosos de esta festividad. Seguiremos adelante; quién sabe si algún día podamos ser Patrimonio de la Unesco, como lo lograron los Diablos Danzante de Venezuela y que próximamente lo hará la Parranda de San Pedro de Guarenas y Guatire. Ojalá podamos ser en un futuro otro patrimonio de la humanidad; para ello trabajamos duro”.
Prensa Miranda / JR